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Del espejismo al ajuste: el mercado sojero vuelve a la realidad

Tras el furor inicial por la eliminación temporaria de retenciones, los precios vuelven a retroceder. La soja disponible se acomoda en torno a los 347 dólares, y los futuros de abril y mayo ya operan cerca de los 311.

Maria Jose Huerta
Redacción AgroLatam.com

La euforia duró poco. Después de las 72 horas en las que el Gobierno eliminó las retenciones a las exportaciones de soja, el mercado parece haber vuelto a su cauce anterior. Lo que empezó con una avalancha de DJVE por casi 19,6 millones de toneladas, equivalentes a unos US$ 7.000 millones, hoy muestra un escenario más frío, donde los valores regresan a niveles compatibles con un esquema de retenciones del 24,5%.

En las primeras semanas posteriores al anuncio, los productores aprovecharon el envión y vendieron 3,6 millones de toneladas entre la segunda y la tercera semana de septiembre, con algunos logrando capturar los US$ 360 por tonelada. Pero ese "veranito" se disipó rápidamente. Con la cosecha estadounidense avanzando y los márgenes de molienda en terreno negativo, la tendencia bajista volvió a instalarse.

Del espejismo al ajuste: el mercado sojero vuelve a la realidad

Hoy, el precio disponible en el mercado A3 ronda los US$ 347 por tonelada, y las posiciones futuras -noviembre a US$ 344,6, enero a US$ 342 y marzo a US$ 324- marcan el pulso de una curva descendente. Pero lo más llamativo está en los meses de cosecha nueva: abril y mayo cotizan en torno a los US$ 311, una señal clara de que el mercado no espera una mejora en el corto plazo.

En Chicago, la historia es parecida, aunque con un leve repunte en las primeras ruedas de octubre. Desde mediados de septiembre, la soja acumuló una baja de US$ 18 por tonelada, y apenas recuperó US$ 3,5. Ese descenso global, sumado a la inestabilidad cambiaria y al aumento del riesgo país, terminó borrando el impacto local de las "retenciones cero".

Del espejismo al ajuste: el mercado sojero vuelve a la realidad

La industria aceitera, motor del complejo sojero, tampoco encuentra aire. Los márgenes de molienda se ubican en niveles negativos, con precios FOB de US$ 1.066 por tonelada para el aceite y US$ 286 para la harina. Con esos valores, la rentabilidad es prácticamente nula, y varias empresas comienzan a ajustar operaciones.

"El mercado podría tener todavía una baja adicional, dependiendo del margen y la capacidad diaria de molienda de cada empresa", advierte un operador del sector. El problema, coinciden los analistas, es que el esquema de costos en dólares -sumado a la brecha cambiaria y la presión impositiva- deja poco espacio para maniobrar.

La combinación de riesgo país en alza y un dólar que se recalienta volvió a ensombrecer el panorama. En la plaza local, la desconfianza de los operadores empuja a la baja los precios agrícolas y genera cautela entre los exportadores. Muchos prefieren esperar antes de volver a tomar posiciones agresivas, mientras el Gobierno intenta mantener el equilibrio cambiario sin perder reservas.

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"Los mercados no se congelan en el tiempo", dice el analista Pablo Adreani, autor del informe. "La evolución de la cosecha americana, los márgenes industriales, el riesgo país y la estrategia del Gobierno sobre el dólar son factores que, combinados, están definiendo la nueva etapa del mercado".

Aunque el panorama inmediato no entusiasma, hay un dato que podría ofrecer algo de alivio. En Chicago, la soja noviembre 2025 cotiza a US$ 373 y la mayo 2026 a US$ 390, una diferencia de US$ 17 por tonelada. Si la tendencia se consolida y China decide retomar compras a Estados Unidos -algo hoy poco probable, dado su giro hacia Brasil y Argentina- podría haber un rebote técnico en los próximos meses.

Por ahora, la brecha entre el mercado local y Chicago sigue marcando la desventaja: 26 dólares por debajo para la posición noviembre, y casi 80 dólares menos para la nueva cosecha 2026.

El efecto de las "retenciones cero" fue intenso, pero efímero. Sirvió para inyectar dólares al Tesoro y mejorar momentáneamente los precios al productor, aunque sin modificar las variables de fondo. Con los futuros en baja y los márgenes industriales ajustados, el mercado de la soja vuelve a enfrentarse a su realidad: un equilibrio inestable entre la necesidad fiscal del Estado y la competitividad del sector.

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