El espejismo cambiario: qué esconde el dólar estable en un agro que se agota
En medio de una liquidación récord del campo en julio, el dólar muestra tensiones y la cuenta corriente marca números rojos. ¿Está a punto de desencadenarse una tormenta en la City que desafíe el programa oficial?
La economía argentina transita julio con una relativa calma cambiaria que contrasta con señales de alerta que empiezan a surgir en el frente externo. En las primeras semanas del mes, el sector agroexportador mostró una liquidación de divisas robusta, impulsada por las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) de soja y maíz que alcanzaron un récord histórico a fines de junio, producto de la baja transitoria de retenciones. Sin embargo, se anticipa un freno en ese flujo hacia la segunda mitad del mes, justo cuando se disipa el efecto estacional de mayor demanda de pesos.
Este cóctel podría alterar el delicado equilibrio en el que se sostiene el tipo de cambio oficial. Desde la City, los analistas advierten que el dólar podría salir de su letargo y posicionarse por encima del centro de la banda cambiaria vigente. La presión cambiaria se incrementa con la dolarización de aguinaldos, gastos en el exterior con tarjeta y el cierre de posiciones de carry trade, sumados a la emisión de pesos que dejó la última licitación de deuda por $4,3 billones.
El déficit en la cuenta corriente es otro de los focos que inquieta a los economistas. En el primer trimestre de 2025, este indicador arrojó un rojo de USD 5.191 millones, un giro sustancial respecto al superávit de USD 176 millones del mismo período del año anterior. Esta evolución refleja un aumento en las importaciones de bienes y servicios, pero también una significativa salida de divisas por turismo y pagos al exterior. La apreciación del Tipo de Cambio Real (TCR) -con el peso fortaleciéndose más de un 70% interanual- potenció ese desequilibrio, al abaratar en términos relativos el consumo externo para los argentinos.
El Gobierno apuesta a que el remanente de divisas generadas por las DJVE (más de USD 4.000 millones) siga ingresando en el corto plazo. De hecho, en los primeros días de julio se registró una liquidación diaria superior a los USD 500 millones, niveles que no se veían desde mediados de 2023. No obstante, expertos señalan que esa dinámica es puntual y responde a factores transitorios: una vez agotado ese impulso, el ingreso de dólares del campo volverá a niveles más moderados, agravado por el adelantamiento de ventas que provocó la reducción temporal de retenciones.
La sostenibilidad del actual esquema cambiario dependerá en gran medida de cómo se financia el déficit externo. Si bien el Gobierno mantiene cierto respaldo en los mercados de deuda en pesos y en los organismos multilaterales, el deterioro del frente externo plantea desafíos para el segundo semestre. El financiamiento genuino vía exportaciones pierde tracción, mientras que el componente especulativo -como el ingreso de capitales de corto plazo- no garantiza estabilidad de largo plazo.
En este contexto, el sector agropecuario vuelve a ocupar un rol central en la macroeconomía argentina. Su capacidad para generar divisas es clave para sostener la estabilidad cambiaria, más aún cuando la economía encara un proceso de apertura parcial del cepo y liberalización financiera. La volatilidad global, las condiciones climáticas locales y la evolución del precio internacional de los granos serán determinantes en este nuevo escenario.
El espejismo de un dólar calmo podría disiparse si no se corrigen los desequilibrios estructurales. La cuenta corriente negativa, la dependencia de flujos agroindustriales y la fragilidad en la acumulación de reservas son factores que merecen atención. La economía argentina necesita más que liquidaciones récord para lograr un equilibrio sostenible: hace falta una estrategia integral que contemple incentivos al valor agregado, mejora en la competitividad exportadora y una política cambiaria que sea consistente con el resto del programa económico.
Mientras tanto, los mercados seguirán atentos. En un país donde las variables se mueven con fuerza ante cualquier cambio de expectativas, la clave será anticiparse a los movimientos antes de que el espejismo desaparezca y deje al descubierto la aridez de un terreno que todavía no logró recuperar la solidez necesaria.