El salto del dólar oficial reordena precios y abre interrogantes para el agro argentino
El dólar oficial subió a $1.423,50 y corrigió parte del atraso cambiario. El agro gana competitividad exportadora, pero enfrenta mayores costos en insumos y maquinaria.
El dólar oficial mayorista cerró en $1.423,50 este martes 10 de septiembre, su nivel más alto desde marzo de 2024. Con este salto, el tipo de cambio revirtió el 60% del atraso acumulado en la gestión de Javier Milei, aunque todavía se ubica un 17,4% por debajo del promedio histórico de la post convertibilidad.
La corrección llega en un momento clave para el sector agropecuario, que ve en el dólar dos caras opuestas: por un lado, mejora la competitividad de las exportaciones de granos, carne y lácteos; por el otro, encarece insumos dolarizados como fertilizantes, fitosanitarios, genética animal, repuestos y maquinaria agrícola.
En la agricultura, un dólar más alto significa un mejor precio en pesos por cada tonelada exportada de soja, maíz y trigo. Sin embargo, los costos internos no se quedan atrás: semillas, agroquímicos y fletes siguen atados al dólar. Con la campaña gruesa en preparación, los productores se preguntan si la ecuación final permitirá sostener márgenes.
La ganadería enfrenta un dilema similar. La suba del dólar fortalece la competitividad exportadora de carne vacuna, en especial hacia China y Europa, pero a la vez encarece los granos utilizados en la alimentación animal, presionando sobre los feedlots y la producción de leche. Desde la Cámara de Productores Lecheros del Oeste Bonaerense ya advirtieron que cualquier incremento en los costos sin políticas de apoyo puede agravar la situación de los tambos.
La industria de la maquinaria agrícola, motor de empleo en el interior productivo, también queda atrapada en la dinámica cambiaria. La suba del dólar mejora la capacidad exportadora de cosechadoras, sembradoras y pulverizadoras "Made in Argentina", pero al mismo tiempo eleva el costo de los insumos importados que la industria necesita: desde acero especial hasta componentes electrónicos.
Los economistas debaten si este nivel de tipo de cambio es suficiente. Para algunos, como Joaquín Waldman (CEDES), ya no es evidente que se necesite un mayor ajuste. Otros, como Federico Glustein, consideran que "el dólar sigue barato" y que el equilibrio real debería ubicarse más cerca de los $1.700, en línea con lo que reclaman varios sectores exportadores, incluido el agro.
La duda de fondo es si el Gobierno insistirá en usar el ancla cambiaria como herramienta contra la inflación o si habilitará correcciones más frecuentes. Lo cierto es que, en cualquiera de los escenarios, el campo argentino será uno de los sectores donde más rápido se sentirán los efectos: cada salto del dólar reordena precios, cambia márgenes y redefine la pulseada por la competitividad regional.