Elecciones en Buenos Aires: el voto que define la economía argentina
JP Morgan advirtió sobre el impacto de las elecciones bonaerenses en la economía. Empresarios e inversores temen efectos en el dólar, las tasas y la confianza del mercado.
El informe del banco estadounidense JP Morgan circuló con fuerza en los pasillos del Hotel Llao Llao, en Bariloche, donde se realizó la convención anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). Allí, durante dos días, se reunieron ministros como Patricia Bullrich y Federico Sturzenegger, el secretario de Finanzas Pablo Quirno, el vicepresidente del Banco Central Vladimir Werning, gobernadores, empresarios y referentes de las principales compañías del país. La conclusión del paper fue contundente: la elección de Buenos Aires puede marcar el pulso de la economía argentina en lo inmediato.
El banco planteó que un triunfo ajustado del kirchnerismo o una victoria de La Libertad Avanza sería coherente con una consolidación del Gobierno de Milei de cara a octubre, lo que podría permitir un afloje en las tasas reales y un repunte de la actividad hacia fin de año. En cambio, una victoria holgada del kirchnerismo abriría un escenario de tensión cambiaria: el dólar se ubicaría en el límite superior de la banda, el Banco Central tendría que vender reservas y las tasas reales se mantendrían en niveles altos, complicando aún más el frente fiscal y la actividad económica.
El Gobierno, por su parte, intenta transmitir calma. Tanto el ministro de Economía, Luis Caputo, como Pablo Quirno repiten que se trata de "volatilidad electoral" y que el modelo está sólido. Sin embargo, en la intimidad de la convención, muchos empresarios se mostraron preocupados por lo que consideran un desgaste político acelerado y una percepción social cambiante. "En este país siempre hay que estar listo para el péndulo", resumió un empresario de primera línea que hace apenas meses aplaudía el rumbo del Gobierno y hoy admite su incertidumbre.
La pregunta que sobrevoló Bariloche fue por qué una elección provincial tiene tanta incidencia en el plano económico nacional. La respuesta, según economistas y ejecutivos, está en la propia dinámica política: tanto Javier Milei como Axel Kicillof usaron el tablero bonaerense como plataforma para disputar poder a nivel nacional. De ese modo, lo que en principio era un test local terminó transformándose en un plebiscito sobre el rumbo económico y político del país.
Los mercados internacionales tampoco son indiferentes. "Si en el distrito donde vota el 38% del electorado la oposición gana por mucho, eso repercutirá en la percepción de los inversores sobre la viabilidad de las reformas", reconoció el CEO de una empresa minera con proyectos millonarios en la Argentina. El llamado "riesgo kuka", como lo bautizó irónicamente el propio Gobierno, podría volver a ganar relevancia y elevar la desconfianza externa.
Las reservas internacionales y el frente cambiario aparecen como otro punto crítico. Según estimaciones privadas, las reservas líquidas rondan los 20.000 millones de dólares, de los cuales 14.000 provienen del FMI y no pueden usarse libremente. Para economistas como Miguel Kiguel, esto representa un atolladero que obliga a buscar nuevos dólares cuanto antes. El riesgo país en torno a los 800 puntos tampoco ayuda. "Los fundamentos de la economía argentina no cierran con este nivel de riesgo. Lo que falta cambiar es la política", disparó Sturzenegger, en uno de los momentos más comentados del encuentro.
El clima de tensión se alimenta además con los indicadores sociales y políticos. Dentro del oficialismo, hay preocupación por la caída en la interacción en redes sociales, el menor acompañamiento en actos y un creciente malhumor reflejado en las encuestas. Una de las frases que más preocupa a La Libertad Avanza es que "el gobierno de Milei pasó de ser el del hombre enojado que iba a destruir a la casta, a uno que privilegia a unos pocos". Esa percepción, alimentada por medidas impopulares y casos de corrupción, podría condicionar el segundo tramo del mandato.
Para los empresarios, lo que está en juego no es sólo el resultado electoral inmediato, sino la posibilidad de recuperar previsibilidad. Una encuesta de EY e IAEF entre más de 100 compañías líderes reveló que el 84% planea aumentar sus inversiones hacia 2026, pero exigen condiciones claras: una reforma tributaria que incentive la inversión, estabilidad cambiaria, leyes que protejan capitales y un horizonte político definido. Sin esas garantías, advierten, el potencial argentino seguirá siendo una promesa postergada.
"Hoy el día a día te come. Necesitamos al menos ocho años de un rumbo definido para que la Argentina se estabilice", resumió Román Malceñido, CEO de Morixe. Una frase que, repetida en distintos tonos por varios ejecutivos, sintetiza la sensación de que la verdadera batalla empieza después de las urnas. La provincia de Buenos Aires, convertida en epicentro político, será también el termómetro inmediato de la confianza económica.
La elección de este domingo, entonces, trasciende la frontera provincial. El voto bonaerense es ahora una señal al mercado, a los inversores internacionales y a los propios argentinos sobre la viabilidad del proyecto en marcha. Y aunque el Gobierno se esfuerza en sostener que todo se trata de volatilidad electoral, la realidad es que el resultado puede redefinir la relación entre política y economía en un país que ya no tiene margen para nuevos volantazos.