INTA en alerta: el agro y las universidades presionan para frenar la reforma del Gobierno
Frente al avance de un decreto que podría modificar la histórica estructura del INTA, representantes del agro y del ámbito académico solicitaron una audiencia urgente con el ministro Sturzenegger.
La tensión entre el Gobierno nacional y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (
) sube de tono. En medio de versiones sobre un inminente decreto que alteraría la estructura interna del organismo, siete integrantes del
Consejo Directivo Nacionalenviaron una carta al ministro de Desregulación y Transformación del Estado,
Federico Sturzenegger, solicitando una reunión urgente.
El objetivo: evitar que se altere la autarquía, la gobernanza y el anclaje territorial que han caracterizado al INTA durante siete décadas. El reclamo desde el corazón del agro La misiva fue firmada por representantes de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Coninagro, Federación Agraria Argentina, Sociedad Rural Argentina (SRA), CREA, y por las facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias de universidades nacionales. Todos ellos integran el Consejo Directivo, máxima autoridad del instituto.
"El INTA funcionó bien durante 70 años con distintos gobiernos. Lo que lo sostuvo siempre fue su estructura: la descentralización, la territorialidad y su forma de gobernanza. Si eso se pierde, se pierde el corazón del INTA", sostuvo Sergio Melgarejo, consejero por CRA. Qué se pone en juego Los consejeros alertan que si se avanza con el decreto, se verán afectadas tres dimensiones clave del INTA:
- Gobernanza participativa: podrían eliminarse o reformularse los consejos regionales, fundamentales para la visión federal y territorial.
- Autonomía financiera y administrativa: se teme por la pérdida de capacidad de autogestión presupuestaria.
- Trabajo territorial: la articulación con productores y actores locales está en riesgo si se centralizan decisiones.
"Desarmar los consejos regionales sería perder los ojos del INTA en el territorio. Esos espacios están integrados por productores que nos dicen qué pasa en cada zona. Sin eso, perdemos la capilaridad que hace fuerte al instituto", advirtió Melgarejo. El impacto interno y el pedido de diálogo Más allá del debate estructural, los trabajadores del INTA ya sienten el impacto emocional de la incertidumbre. "La gente está muy preocupada. No sé si paralizada, pero sí con mucho miedo. Y eso afecta el trabajo cotidiano", expresó Melgarejo.
La carta enviada al ministro sostiene que un encuentro sería "una gran oportunidad para ambas partes", donde se podrían compartir logros recientes, proyectos a futuro y brindar "señales claras de estabilidad y continuidad" al personal y la sociedad. Conclusión El conflicto en torno al INTA representa más que una discusión técnica: expone las tensiones entre la política de reforma estatal y la necesidad de preservar instituciones clave para la innovación, extensión y desarrollo del agro argentino. En palabras de los propios consejeros, la solución requiere "diálogo y acuerdos con la línea técnica y el sector privado". Así funcionó el INTA durante décadas. La pregunta es si el Gobierno está dispuesto a mantener ese espíritu de cooperación.