Un millón de hectáreas bajo agua: el campo bonaerense entre la bronca y la resignación
Las lluvias no dieron tregua y dejaron un millón de hectáreas anegadas en la provincia de Buenos Aires. Productores reclaman obras y alivio impositivo, mientras la respuesta oficial vuelve a ser dilatoria.
La postal se repite con un dramatismo que ya parece rutina. En el corazón bonaerense, la lluvia no dio tregua desde febrero y, en apenas seis meses, 9 de Julio acumuló 1.300 milímetros, cuando la media anual apenas llega a 900. Sólo en el segundo mes del año cayeron 400 milímetros. El saldo está a la vista: campos anegados, caminos intransitables y productores que ven cómo el agua arrasa con la cosecha y la paciencia.
Los números no dejan lugar a dudas. El INTA local informó que en 9 de Julio había 120.000 hectáreas bajo agua sobre un total de 390.000. Pero tras las lluvias de fines de agosto, la estimación ya ronda las 200.000 hectáreas. Y la tragedia no se queda en este distrito: Carlos Casares, Bolívar, Pehuajó, Lincoln, Henderson y Guaminí también sufren. Según Carbap, en toda la provincia ya hay un millón de hectáreas bajo agua.
La política también tuvo su capítulo. En 9 de Julio, la Sociedad Rural Argentina convocó a una reunión abierta con productores que esperaban escuchar propuestas y planes concretos. Lo que llegó fue la visita del secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, que recordó su experiencia personal en Daireaux en 1987, cuando su familia estuvo tres años bajo agua, y aseguró estar allí "para escuchar".
El presidente de la SRA, Nicolás Pino, sostuvo que la comisión directiva busca estar presente "donde suceden las cosas", mientras que el titular de la entidad local, Hugo Enríquez, recordó la carta enviada el 20 de agosto al presidente Milei pidiendo respuestas urgentes. Los reclamos se repiten: obras en el río Salado, homologaciones de emergencia agropecuaria y alivio impositivo. La respuesta, una vez más, fue que está "en agenda".
En paralelo, desde la Cámara de Productores Lecheros del Oeste Bonaerense (Caprolecoba) se publicó un editorial que expresó con crudeza el malestar del sector: "Se han excedido todos los límites en la desatención de nuestra comunidad. Es hora de decir basta." La entidad recordó que esa cuenca produce el 60% de la leche bonaerense y el 18% de la nacional, y exigió soluciones más allá de los tiempos electorales.
La escena es brutal: un millón de hectáreas bajo agua, productores que reclaman soluciones y un Estado que responde con lo de siempre. Bronca, resignación y promesas diluidas, mientras el agua sigue subiendo.