Menos soja y más maíz y trigo marcan un nuevo ciclo productivo
Los productores abandonan el monocultivo y apuestan por la rotación, en un escenario de cambios fiscales y de sustentabilidad
La soja ya no reina como antes en la llanura pampeana. En apenas cuatro años, 6.500 productores decidieron dejar de implantarla y optaron por diversificar con maíz y trigo, marcando un viraje histórico en el mapa agrícola argentino.
Los datos del Instituto Nacional de Semillas (INASE), basados en declaraciones al Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA), confirman que la superficie destinada al poroto sigue en retroceso desde la campaña 2013/2014.
El impacto es notorio: para la campaña 2024/25 se registraron 54.055 empresas que sembraron soja, frente a las 60.619 que lo hacían en 2021/22. Las provincias más afectadas por la caída son Buenos Aires (31%), Córdoba (26,6%) y Santa Fe (17,8%).
Detrás de este reacomodamiento hay una mezcla de factores. Por un lado, la baja de las retenciones impulsada recientemente por el Gobierno de Javier Milei: la soja pasó del 33% al 26%, mientras que el maíz y el sorgo se redujeron del 12% al 9,5%. Por otro, la necesidad de frenar el deterioro del suelo provocado por años de monocultivo, que los propios productores comenzaron a considerar como una amenaza a la productividad futura.
La tendencia también responde a la búsqueda de mayor eficiencia económica. Según un informe de Agrobrokers, la producción de maíz alcanzó los 51 millones de toneladas, con exportaciones que duplicaron las de 2010. El trigo, en paralelo, sigue la misma senda de crecimiento, en contraste con la soja, que profundizó su declive exportador.
En Brasil, la situación es distinta: pese a las tensiones internacionales, la siembra de soja crecerá un 2% y cubrirá más de 48 millones de hectáreas, según la consultora Céleres. Mientras tanto, la Argentina apuesta por un esquema productivo más equilibrado, en el que la rotación y la sustentabilidad ganan terreno.