Mercosur advierte a la Unión Europea por cambios en el acuerdo agrícola y crece la tensión en Europa
El bloque sudamericano reclamó a Bruselas que respete lo pactado en materia agrícola. Mientras tanto, productores franceses preparan nuevas protestas.
Esta semana, en el Palacio Itamaraty de Río de Janeiro, los cancilleres de los países miembros del Mercosur enviaron una señal de alerta a la Unión Europea en medio de la recta final de las negociaciones del Acuerdo de Asociación. El bloque sudamericano reafirmó su voluntad de firmar el tratado, pero advirtió que la adopción de cualquier reglamento sobre salvaguardias agrícolas debe estar en plena conformidad con lo pactado y con las normas multilaterales de la OMC.
El comunicado difundido por la Cancillería de Uruguay detalló que los ministros tomaron nota de la propuesta de la Comisión Europea sobre salvaguardias comunitarias y dejaron en claro que, de avanzar sin consenso, el Mercosur se reserva el derecho de activar medidas propias de defensa comercial.
En paralelo, se celebró la conclusión del Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), que abre acceso a un mercado de casi 300 millones de consumidores. El acuerdo cubre bienes, servicios, inversiones, propiedad intelectual y también capítulos de sustentabilidad y comercio inclusivo, con especial atención a las pequeñas y medianas empresas.
Los diplomáticos remarcaron que, junto al acuerdo con la UE, este paso coloca al Mercosur en una posición estratégica para profundizar su acceso al continente europeo. Además, se confirmó que antes de fin de año el bloque buscará cerrar las negociaciones con Emiratos Árabes Unidos, reactivar el diálogo con Canadá y avanzar con India, Vietnam, Indonesia y Japón.
Sin embargo, mientras los cancilleres brindaban declaraciones de unidad en Río de Janeiro, en Europa crecía el malestar. El agro francés prepara una protesta masiva para el 25 de septiembre, con cortes de rutas y movilizaciones en rechazo al avance del acuerdo. Arnard Rousseau, presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA), advirtió: "No critico a los agricultores brasileños ni argentinos, que producen según las normas de sus países. Solo pido reciprocidad".
El dirigente denunció la "avalancha de importaciones internacionales que no respetan nuestras normas, como los huevos ucranianos", y reclamó igualdad de condiciones para el agro europeo. La protesta promete ser una de las más grandes de los últimos años y podría tensar aún más la relación política entre Bruselas y el Mercosur.
Para la Argentina, este escenario abre interrogantes. Mientras Brasil lidera las negociaciones y aprovecha su presidencia pro témpore para apurar acuerdos, nuestro país observa con atención el impacto que podrían tener las nuevas reglas sobre las exportaciones de carne, granos y productos agroindustriales. La discusión sobre retenciones, trazabilidad y estándares ambientales vuelve a quedar en primer plano: si Europa endurece requisitos, el costo de adaptación podría ser mayor para los productores locales.
En conclusión, el Mercosur se muestra dispuesto a ampliar mercados y defender lo firmado, pero enfrenta un contexto global desafiante. La presión del agro europeo, la necesidad de diversificar alianzas comerciales y el reto de mantener la competitividad argentina en un tablero cada vez más exigente marcarán el rumbo de las próximas negociaciones.