Desde el 1° de julio, la presión fiscal sobre el campo volverá a sentirse con más fuerza. El Gobierno nacional prorrogó las retenciones reducidas para el trigo y la cebada hasta marzo de 2026, pero dejó sin efecto la rebaja temporal para la soja, el maíz, el sorgo y el girasol, que regresarán a sus alícuotas originales, más altas.

El decreto 439/2025, publicado en el Boletín Oficial, lleva la firma del presidente Javier Milei, del jefe de Gabinete Guillermo Francos y del ministro de Economía Luis Caputo. La decisión se formaliza a pocos días del vencimiento del decreto 38/2025, que había reducido transitoriamente los derechos de exportación (DEX).

A partir de ahora, la soja volverá a tributar el 33%, el maíz y el sorgo el 12%, y el girasol el 7%. En tanto, trigo y cebada conservarán el 9,5%, siempre y cuando los exportadores liquiden el 90% de las divisas en un plazo de hasta 30 días hábiles desde la Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE). Si no cumplen ese requisito, deberán tributar la alícuota superior.

"El peor impuesto para la producción"

En medio del malestar creciente en el sector, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, se refirió a una de las preocupaciones centrales de los productores: la vuelta a las retenciones plenas en soja y maíz.

"El 30 de junio se termina ese decreto temporario. Venimos insistiendo desde hace muchísimos años que ese derecho de exportación, el peor impuesto que se le puede cobrar a la producción, tiene que ser cero", afirmó.

Y agregó: "No pido más paciencia, pero tenemos que tener templanza y recordar de dónde venimos y dónde estamos hoy y el panorama hacia adelante. No tengo por qué dudar de la palabra del presidente en campaña".

Las palabras de Pino reflejan una tensión persistente entre el campo y el Gobierno, incluso en medio de los gestos de desregulación que la actual gestión ha promovido en otros frentes.

Rechazo y advertencias

Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) fue otra de las entidades que expresó su rechazo. "Manifestamos nuestra preocupación ante la continuidad y el impacto negativo que tendrá restablecer los derechos de exportación aplicados a los granos, en un contexto productivo extremadamente adverso", señaló la entidad.

Desde Coninagro también remarcaron que la finalización de la rebaja genera "suma preocupación y desigualdad" y que fue tomada "en medio de procesos productivos aún inconclusos al 30 de junio".

El reclamo común es la falta de previsibilidad. "Necesitamos reglas claras y duraderas para invertir, producir y crecer", indicaron desde el agro.

La campaña, entre el clima y la incertidumbre

Según la Bolsa de Comercio de Rosario, se prevé una siembra total de 7,1 millones de hectáreas de trigo, apenas 200.000 más que el ciclo anterior. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estima 6,7 millones de hectáreas sembradas y un 72,7% del área ya implantada. La cebada, en tanto, cubre el 50,8% de sus 1,3 millones proyectadas.

A pesar del incentivo tributario para estos cultivos, los excesos hídricos y la falta de financiamiento limitan el crecimiento del área. En paralelo, la comercialización de soja y maíz se ve afectada por la incertidumbre tributaria y por precios internacionales en baja.

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