Retenciones sin debate: el escándalo en diputados frustró el avance de la ley
La sesión se levantó en medio de gritos e insultos cruzados. La Fundación Barbechando advirtió que seguirá insistiendo para eliminar por ley los derechos de exportación, pero el Congreso volvió a cerrar sus puertas al agro.
El Congreso volvió a cerrarle la puerta al debate por la eliminación de las retenciones. Lo que había comenzado como una sesión especial con varios temas en agenda -entre ellos, la esperada discusión por los derechos de exportación- terminó en un verdadero escándalo que paralizó toda la actividad en Diputados.
La jornada comenzó tensa, pero con expectativa: se votaron emplazamientos para tratar el financiamiento universitario y declarar la emergencia pediátrica en el Hospital Garrahan. Sin embargo, cuando aún quedaban temas por abordar, la Cámara estalló.
Todo se desmoronó luego de que diputados de Unión por la Patria se levantaran de sus bancas para increpar duramente a José Luis Espert, presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. A partir de ahí, el recinto se transformó en un caos: gritos, gesticulaciones, insultos y acusaciones que volaron de lado a lado.
Cecilia Moreau, extitular de la Cámara baja, terminó de encender la mecha al lanzar una violenta crítica contra el oficialismo libertario: acusó a La Libertad Avanza de "meterse la Constitución Nacional en el culo", lo que generó una reacción inmediata. El quórum se desintegró y la sesión fue levantada.
Con este escenario, el debate sobre retenciones no llegó siquiera a tratarse. Desde Barbechando -la entidad que impulsa activamente la eliminación de los derechos de exportación- confirmaron que seguirán trabajando para que el tema vuelva a ingresar en la agenda parlamentaria. Pero la frustración es evidente.
"El Congreso tenía la oportunidad de avanzar en una política de alivio fiscal para el campo. Otra vez, la política se impuso sobre las necesidades productivas", señalaron fuentes cercanas a la entidad agropecuaria.
Mientras el campo aguarda una definición clara sobre el futuro de las retenciones, la Cámara de Diputados volvió a mostrar su peor cara: la de un espectáculo político que impide cualquier avance de fondo.