Soja en campos alquilados: el negocio que pierde el productor y gana el Estado
Un informe revela que la presión fiscal vuelve inviable la rentabilidad de los arrendatarios de soja. Se estima un quebranto de más de US$1100 millones para la próxima campaña.
Un nuevo estudio privado confirma lo que muchos productores vienen señalando hace tiempo: producir soja en campos alquilados dejó de ser rentable. Según el análisis elaborado por el consultor Néstor Roulet, los arrendatarios de soja sufrirán una pérdida promedio de US$90,6 por hectárea, mientras que el Estado recauda US$467,4 por esa misma superficie. El informe denuncia con crudeza: "La soja es un tremendo negocio para el Estado".
El ejercicio económico se basó en un establecimiento modelo de 300 hectáreas, a 300 km del puerto, con un rinde estimado de 35 qq/ha, superior al promedio nacional de 27,7 qq/ha. A pesar de ese rendimiento favorable, la estructura de costos sumada a la carga impositiva deja al productor en rojo. Los costos directos (insumos, labores, seguro) ascienden a US$380,94, mientras que los indirectos (cosecha, flete, comercialización) suman US$236,2. El alquiler promedio se calcula en US$336 por hectárea.
A ese escenario se suma una carga tributaria adicional de US$28,51, entre Impuesto al Cheque, Ganancias e Ingresos Brutos. Resultado: el productor pierde, pero el Estado se lleva una porción considerable, con US$438,9 solo en concepto de retenciones. En total, los productores que alquilan -que representan el 70% del área sembrada de soja- proyectan una pérdida conjunta de US$1141,8 millones.
En contraste, para los productores propietarios, que cubren el 30% restante, el panorama es apenas más alentador: obtienen US$139,07 por hectárea, mientras que el Estado recauda US$613,48.
A escala nacional, sobre una superficie sembrada estimada en 18 millones de hectáreas (de las cuales 12,6 millones están alquiladas), el ingreso bruto total por soja alcanza los US$23.940 millones. De ese total, el Estado se queda con US$10.855 millones, mientras que el productor solo retiene US$1252 millones. Una redistribución fiscal que genera alarma en el sector.
Este informe ratifica los datos publicados recientemente por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que proyectó para la campaña 2025/2026 una pérdida de US$31/ha para soja de primera siembra en campos alquilados de la zona núcleo. En ese mismo escenario, el maíz deja un escaso margen neto de US$68/ha, ya con impuestos descontados.
La suba de retenciones vigente desde el 1° de julio complicó aún más el panorama: la soja volvió a tributar el 33%, tras un breve período de reducción al 26%. El maíz, en tanto, pasó de 9,5% a 12%. Con precios proyectados a cosecha de US$284,5/ton para soja y US$173/ton para maíz, muchos productores ven peligrar la próxima campaña.
Días atrás, en una reunión entre el presidente Javier Milei y la Mesa de Enlace, se ratificó que las retenciones serán eliminadas una vez que se consolide el superávit fiscal. Mientras tanto, el campo sigue en modo resistencia, con números que no cierran y un modelo fiscal que lo pone contra las cuerdas.