Actualidad

Tomates en crisis: de costar un lujo importado a no valer lo que cuesta cosecharlos

Productores correntinos ofrecen cajones al precio que el cliente quiera pagar para no tirarlos. Advierten que, si la situación sigue, habrá desabastecimiento y subas abruptas.

Hace apenas unos meses, el tomate argentino era noticia por su escasez y su precio: llegaban cargamentos desde Chile para abastecer las góndolas y el kilo costaba hasta un 115% más que en Buenos Aires. 

Hoy, el panorama cambió de forma drástica: en la región productiva de Santa Lucía, en Corrientes, los horticultores venden sus cajones de 20 kilos "al precio que quiera pagar la gente" o, directamente, los tiran.

Miguel Tomasella, referente del sector, describe un escenario desolador: el productor recibe por un cajón entero lo mismo que el consumidor paga por un solo kilo en la verdulería. Y no se trata de un lujo gourmet, sino de una consecuencia directa de la sobreoferta, el deterioro rápido del fruto y la estructura de un mercado en el que el productor es el eslabón más débil.

En diciembre, el mejor precio era de $4.000 por un cajón de 18 kilos, menos de una décima parte de lo que se cobraba en el mostrador. Hoy, con los precios por el piso, muchos evalúan dejar de cosechar. "Para salvar la campaña, necesitaría $15.000 por cajón. Hoy recibo cinco veces menos", lamenta Tomasella.

La cadena rota
Las verdulerías y los mercados centrales argumentan que el exceso de oferta obliga a bajar los precios, y señalan que buena parte de los tomates llega demasiado madura para su conservación. Pero para los productores, el problema es estructural: el precio final se define en los puestos de feria, los camiones y las cámaras frigoríficas, lejos del campo.

La ecuación es cruel: sin rentabilidad, muchos prefieren regalar la producción antes que venderla a pérdida. Algunos ya lo hacen en la rotonda de acceso a Goya, repitiendo escenas de años anteriores. El riesgo, advierten, es que lo que hoy se desecha, mañana falte en las góndolas, con un salto de precios inevitable.

Un mercado global en expansión
Mientras tanto, en el mundo, la demanda de tomates sigue firme. El mercado global movió 164,68 millones de toneladas en 2024 y proyecta un crecimiento anual del 3,9% hasta alcanzar las 232,84 millones de toneladas en 2034. En Argentina, el consumo per cápita es de 16 kilos por año y la producción se concentra en provincias como Mendoza, San Juan, Salta, Jujuy y Buenos Aires, con fuertes cinturones hortícolas.

La paradoja es que un producto con demanda global sólida y presencia central en la dieta local atraviesa, en su lugar de origen, un ciclo que va del lujo importado a la venta por centavos.