En la política, a veces el silencio dice más que un discurso. Este miércoles, Victoria Villarruel eligió no estar. Su visita prevista a la Exposición Rural de Palermo fue cancelada apenas dos horas antes. Sin acto, sin fotos, sin recorrida. Solo una decisión que, como reconocen en su entorno, buscó evitar "seguir golpeando la línea de flotación" del ya deteriorado vínculo con Javier Milei.

No fue una ausencia menor. Villarruel conoce bien el predio de Palermo: el año pasado había estado presente en la muestra con una agenda activa y una recepción cálida del público. Esta vez, en cambio, optó por retirarse antes de aparecer. Y no por desinterés: su asesor agropecuario, Matías Lestani, ya había hecho la avanzada con el equipo de seguridad para definir el itinerario. Pero el clima cambió y la vicepresidenta se bajó de escena.

La decisión no es aislada: responde a una tensión creciente con el Presidente, que se aceleró en las últimas semanas y explotó en público. "La bruta traidora dijo que lo iba a financiar con 30", lanzó Milei días atrás en Córdoba, sin nombrarla, pero sin necesidad de aclaraciones. En la misma frase mencionó los 17.000 millones de dólares votados en el Senado, que Villarruel no apoyó explícitamente pero tampoco bloqueó. Fue suficiente para encender la mecha.

Desde entonces, la relación está en picada. En su equipo reconocen que cualquier gesto público -y más en un lugar donde Villarruel tiene buena llegada- podría verse como una provocación. Y en estos días, la calma es más estratégica que la foto. Por eso también está en duda su presencia en el acto inaugural del sábado, donde el Presidente hará su ingreso triunfal junto a Karina Milei y Luis Caputo.

Aunque desde su entorno aseguran que "no le mueve el amperímetro si no la saludan", la vicepresidenta evalúa hasta último momento si conviene mostrarse en una escena donde, hasta hace poco, se sentía como en casa. Hoy, ese escenario parece más incierto.

Por ahora, Villarruel eligió el perfil bajo. Pero su ausencia resonó en toda la muestra.