Excesos hídricos en la región triguera: retroceso parcial y nuevas lluvias en camino
El último informe oficial confirmó una leve mejora en las zonas inundadas, pero las proyecciones de lluvias y altas temperaturas vuelven a encender las alarmas.
El Gobierno nacional confirmó en las últimas horas un retroceso parcial de las áreas anegadas en la región triguera, aunque advirtió que las proyecciones de nuevas lluvias y el aumento de las temperaturas podrían generar más complicaciones para los productores en las próximas semanas. El relevamiento fue elaborado por la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) de la Secretaría de Agricultura, que destacó una leve mejora respecto de la situación observada la semana pasada, especialmente en lotes con buen drenaje. Sin embargo, el mapa climático sigue mostrando un alto nivel de vulnerabilidad y un escenario heterogéneo, con zonas que enfrentan excesos hídricos y otras que ya comienzan a registrar déficit.
En los últimos días, los acumulados de precipitaciones fueron significativos en el NEA -donde se registraron 53 mm en Resistencia, 52 mm en Las Palmas y 48 mm en Formosa- y en la Patagonia, con registros de 64 mm en Bariloche y 40 mm en El Bolsón. En cambio, en la zona núcleo, clave para el trigo, las lluvias resultaron mucho más moderadas: apenas 18 mm en Venado Tuerto y 17 mm en Junín. Ese diferencial explica, en parte, el retroceso de las áreas bajo agua en lotes trigueros que cuentan con suelos de mejor capacidad de drenaje.
La imagen muestra una reducción moderada de las zonas con exceso de agua en comparación con la semana anterior.
De acuerdo con el informe oficial, "se ve nuevamente un retroceso de áreas inundadas, ya que las lluvias fueron menores en la mayor parte de las zonas trigueras". El organismo agregó que los lotes de trigo en la región núcleo presentan reservas hídricas cercanas a la capacidad de campo, aunque persisten niveles excesivos en áreas con peores condiciones de drenaje. En el sudeste bonaerense, otra región estratégica para la campaña triguera, se observa un leve desecamiento, pero con perfiles aún bien cargados de humedad, un estado considerado normal para finales del invierno.
Pese a estas señales de alivio, el panorama productivo sigue siendo delicado. La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) alertó que, en la provincia de Buenos Aires, hay actualmente más de dos millones de hectáreas bajo el agua y que el área total comprometida asciende a tres millones de hectáreas. Este nivel de afectación no solo impacta en la campaña triguera en curso, sino que también genera incertidumbre sobre la logística agrícola, los costos de producción y las proyecciones de exportación en un contexto donde el Gobierno proyecta un incremento de la recaudación vía retenciones.
Proyecciones de precipitaciones hacia el fin de semana
El reporte de Agricultura también puso el foco en zonas donde, más allá de la falta de lluvias recientes, las altas temperaturas encendieron nuevas alarmas. En La Pampa, por ejemplo, no se registraron precipitaciones durante la última semana y las máximas superaron los 25 °C, lo que comenzó a generar déficit hídrico en determinados lotes. La misma situación se replica en Tucumán, el oeste de Santiago del Estero y el oeste de Córdoba, con temperaturas superiores a los 30 °C y sin lluvias, un escenario que amenaza no solo al trigo, sino también a los cultivos de verano que están por sembrarse.
En paralelo, un informe del INTA pronosticó un ascenso de las temperaturas en los próximos días, con valores que podrían alcanzar los 38 °C en el extremo norte del país. Además, se esperan lluvias y tormentas de variada intensidad a partir de mañana en el centro-este y norte argentino, lo que abre la posibilidad de que los problemas de exceso vuelvan a intensificarse en algunas regiones.
La combinación de excesos hídricos en parte de la provincia de Buenos Aires y de déficits crecientes en áreas del NOA y centro del país refleja la volatilidad climática que enfrenta el agro en esta campaña. Mientras tanto, los productores tratan de sostener la siembra y el desarrollo de los cultivos en un escenario de alta incertidumbre, atentos a la evolución de los pronósticos y a la respuesta de los suelos frente a las próximas precipitaciones.
Zonas Inundadas Carlos Casares
En este contexto, la ORA remarcó que los lotes trigueros en zona núcleo mantienen perfiles de humedad cercanos a la capacidad de campo, lo que garantiza reservas adecuadas para el crecimiento del cultivo, aunque con riesgos localizados en campos de menor calidad estructural. Al mismo tiempo, la persistencia de áreas comprometidas en Buenos Aires y la aparición de déficits en La Pampa y el NOA dejan en claro que el clima seguirá siendo un factor determinante en la campaña.
El desafío para los productores pasa ahora por monitorear la evolución del clima en las próximas semanas, en un momento clave para el trigo y en la antesala de la siembra de maíz y soja. Con más de tres millones de hectáreas bajo compromiso hídrico y pronósticos que anticipan tormentas, el agro argentino se encuentra en un punto de tensión, donde cada decisión productiva dependerá del comportamiento de las lluvias y de la capacidad de respuesta de los sistemas productivos frente a un clima cada vez más extremo.