En un avance innovador para el agronegocio argentino, investigadores del INTA y Conicet, junto a la Universidad de Trento (Italia), presentaron SunPheno, la primera plataforma de inteligencia artificial que identifica estadios fenológicos del girasol mediante imágenes tomadas con teléfonos celulares. Este desarrollo ofrece precisión, rapidez y objetividad en la detección de momentos críticos como la senescencia foliar, esencial para optimizar el llenado de grano y maximizar el rinde.

La herramienta de acceso libre y gratuito representa un hito en la gestión agronómica y la mejora genética del cultivo. Combina el ingenio local en técnicas como la siembra directa y la ganadería bovina, con tecnología de punta para incrementar la rentabilidad y la seguridad alimentaria, fortaleciendo la cadena de valor del girasol.

La senescencia -etapa en que las hojas dejan de fotosintetizar- es un momento decisivo para el desarrollo del girasol. Un adelanto o retraso en esta fase puede afectar directamente el rinde. Hasta ahora, la evaluación dependía de observaciones subjetivas en campo.

SunPheno rompe esa barrera: basado en más de 25.000 imágenes capturadas por celular en parcelas de las líneas endocriadas del INTA-Conicet, el sistema clasificó manualmente vegetativo vs. reproductivo para entrenar un modelo de machine learning. También se integraron 5.000 fotos por campaña para alimentar la plataforma. Esto consolida un gran data set para futuras investigaciones.

Este desarrollo es parte del programa AgTech del INTA, reforzando el uso de tecnificación, digitalización y agroquímicos de forma inteligente para mejorar la productividad.

La senescencia del girasol es regulada por múltiples factores: condiciones climáticas (LaNiña/ElNiño), disponibilidad hídrica, temperaturas y presión biológica.
Lograr sincronizarla con precisión permite potenciar el llenado de grano, reduciendo pérdidas por estrés ambiental o manejo tardío. Esta sincronización es especialmente relevante en zonas afectadas por sequías recurrentes en el área núcleo y otras regiones sensibles de Argentina.

Además, la estandarización elimina la subjetividad del observador, una gran ventaja tanto en investigación académica como en la producción agropecuaria, especialmente en sistemas de siembra directa, donde la eficacia de cada operación es clave.

SunPheno convierte el celular en una herramienta de fenotipado masivo, democratizando la tecnología. En una primera etapa, se evalúan imágenes desde el nivel de suelo; en una siguiente, prevén adaptarlo a drones y satélites. Esto abriría la puerta a un monitoreo remoto y a distancia, con alcance en tiempo real para grandes extensiones.

Para los equipos liderados por Melanie Corzo y Paula Fernández (-INTA/CONICET), la plataforma no solo automatiza sino que también permite estudiar la activación de la senescencia según diferentes genotipos, afinando la selección genética y generando híbridos más eficientes. Esto implica menor uso de insumos, agua y agroquímicos, alineado con buenas prácticas agrícolas (BPA) y una mayor sustentabilidad.

El principal desafío será escalar la plataforma: adaptar los algoritmos a imágenes de drones y satélites supone enfrentar variabilidad en ángulos, iluminación y resolución. Además, integrar datos climáticos, de suelo y metabolismo permitiría una herramienta aún más robusta, vinculada al mercado de futuros y decisiones de comercialización.

Las oportunidades son amplias: este desarrollo puede replicarse en otros cultivos extensivos como soja y maíz. También fortalece la propensión a desarrollar agronegocios de base tecnológica, impulsados por un crédito agropecuario orientado a la inversión en innovación.

Desde la perspectiva de políticas públicas, fortalecer estos desarrollos con la Ley de Semillas, la infraestructura vial, asociaciones público-privadas, e incentivos fiscales, potenciaría su adopción masiva y su impacto en la exportación y el valor agregado.

SunPheno marca un hito en la evolución del campo argentino: une ciencia, tecnología y eficiencia en una herramienta accesible y gratuita. Facilita la toma de decisiones en momentos críticos, reduce la subjetividad y sienta las bases para una agricultura digital integral, sostenible y estratégica.

El siguiente desafío será convertir esta herramienta nacional en un recurso global, escalable a otras especies, y consolidada dentro de una política que apueste a la innovación, trazabilidad y sustentabilidad. El campo argentino, una vez más, lidera el camino hacia un futuro de mayor productividad y resiliencia.