Lotus corniculado: la leguminosa que gana terreno en suelos pesados del Cono Sur
Con alta digestibilidad, capacidad de fijar nitrógeno y resistencia a suelos arcillosos y húmedos, el lotus corniculado se consolida como una alternativa forrajera estratégica para Uruguay, el sur de Brasil y la Mesopotamia argentina.
El lotus corniculado (Lotus corniculatus L.), también conocido como trébol de cuernitos o pata de pájaro de hoja ancha, es una de las leguminosas que más interés despierta en el Cono Sur de Sudamérica. A diferencia de otras especies del género Lotus spp., esta forrajera se adapta con eficacia a suelos arcillosos con drenaje deficiente y condiciones de mala aireación, lo que la convierte en una opción valiosa para productores en regiones donde la alfalfa no prospera.
Originaria de las regiones templadas de Europa, Asia y el norte de África, el lotus corniculado es una especie perenne, herbácea y de lento desarrollo inicial, con un ciclo productivo que se extiende de primavera a otoño. Una de sus mayores virtudes es la fijación biológica de nitrógeno (FBN), lograda a través de su simbiosis con bacterias del género Mesorhizobium. Esto le otorga ventajas productivas y ambientales en esquemas pastoriles.
El cultivo se destaca además por su resistencia a la sequía estival y por su alto contenido de taninos condensados, que reducen el riesgo de empaste (timpanismo) y limitan la emisión de metano en rumiantes, aportando beneficios en términos de sustentabilidad.
En términos productivos, el lotus corniculado puede alcanzar rendimientos de hasta 7,4 toneladas de materia seca por hectárea al año, con picos de crecimiento en la primavera del segundo año, cuando las tasas de acumulación llegan a 75 kg MS/ha/día. Sin embargo, la persistencia de la pastura suele ser un desafío: la densidad poblacional de plantas cae progresivamente luego del segundo año, lo que reduce la productividad a largo plazo.
En cuanto a calidad, el forraje presenta alta digestibilidad (76-79%) y proteína cruda de 18 a 22,6%, niveles que lo ubican como un recurso de gran valor en dietas ganaderas. La digestibilidad de la materia seca tiende a descender con el avance del ciclo, pasando de un 72,7% en primavera a alrededor de 61% hacia el final del verano.
Por su adaptación a suelos pesados de Uruguay, la Mesopotamia argentina y el sur de Brasil, el lotus corniculado se ha consolidado como una leguminosa estratégica para sistemas mixtos. En combinación con gramíneas de invierno o con trébol blanco en suelos de menor calidad, ofrece una alternativa productiva frente a la alfalfa en ambientes adversos.
Los especialistas destacan que, si bien el cultivo enfrenta limitantes de persistencia, su alto aporte de proteína y nitrógeno, sumado a su tolerancia a condiciones extremas, lo convierten en una pieza clave para diversificar la base forrajera de la región.