Agricultura

Olivicultura: nuevas variedades locales para enfrentar el cambio climático

La actividad olivícola se expande hacia regiones no tradicionales y el INTA Catamarca desarrolla variedades adaptadas a condiciones áridas y semiáridas. El desafío: mejorar la resiliencia, la productividad y la calidad del aceite en un contexto de crecientes exigencias ambientales.

El olivo (Olea europaea L.), históricamente vinculado al Mediterráneo, se expande en Argentina hacia zonas áridas y semiáridas gracias a la innovación tecnológica y a la necesidad de diversificar la producción frente a los cambios climáticos.

En este marco, el INTA Catamarca trabaja en la obtención de nuevas variedades locales que prometen frutos de mayor tamaño, precocidad, altos rendimientos, resistencia a enfermedades y óptima aptitud industrial. Según el investigador Luis Prenol, estas innovaciones buscan dar respuesta a las exigencias de un mercado cada vez más competitivo y a las limitaciones que imponen los cambios en los regímenes térmicos y de lluvias.

Los estudios incluyen la evaluación de variables vegetativas, reproductivas y productivas, así como parámetros de calidad del aceite: acidez, polifenoles, estabilidad oxidativa y composición de ácidos grasos. El objetivo es garantizar aceites de alta calidad, incluso en condiciones de estrés hídrico o con mínima intervención agronómica.

Actualmente, se encuentran en fase de prueba 12 nuevas variedades, seleccionadas para adaptarse al Valle Central de Catamarca. La combinación de precocidad, estabilidad productiva y rusticidad convierte a estos materiales en una alternativa estratégica para diversificar la olivicultura argentina y proyectar su expansión a otras zonas marginales del país.

Olivicultura: nuevas variedades locales para enfrentar el cambio climático

Prenol subrayó que el incremento de las temperaturas invernales y la mayor frecuencia de heladas tardías son factores de riesgo que limitan la producción. Por eso, el mejoramiento genético se vuelve clave para asegurar la sostenibilidad del sector.

En paralelo, en Argentina ya se registran resultados positivos con variedades como Arbequina, Arauco, Koroneiki, Hojiblanca y Coratina, junto con la adopción de sistemas intensivos y superintensivos que mejoran la eficiencia en el uso del agua y facilitan la mecanización.

Con este avance, el INTA Catamarca no solo apuesta por fortalecer la producción en Catamarca y Cuyo, sino también por consolidar a la Argentina como un actor competitivo en la olivicultura internacional.

Agrolatam.com
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