Politica Agropecuaria

Con un llamado al "fin de las retenciones", el campo alzó su voz en Jonagro 2025 y el Gobierno respondió con prudencia fiscal

En la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, dirigentes rurales, gobernadores y funcionarios nacionales compartieron un escenario cargado de demandas, tensiones y compromisos durante la nueva edición de la Jornada Nacional del Agro.

Con la bandera del federalismo productivo y la presión impositiva como telón de fondo, Jonagro 2025 -la tradicional Jornada Nacional del Agro organizada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA)- se convirtió en una verdadera caja de resonancia del malestar del campo. Desde el inicio, el tono fue claro y directo: la Argentina productiva necesita aire. O, como se escuchó en boca del presidente de la entidad anfitriona, "es urgente que el 30 de junio desaparezcan las retenciones que hoy se presentan como transitorias".

La consigna no fue menor. Con un salón colmado de productores, gobernadores de provincias claves, legisladores y funcionarios del Ejecutivo nacional, el pedido se convirtió en el núcleo discursivo del evento. No se trató solo de eliminar un tributo, sino de instalar con fuerza la necesidad de una reforma tributaria profunda, que recomponga la ecuación económica de los que invierten, producen y sostienen las economías del interior.

Y aunque el auditorio estalló en aplausos, la respuesta oficial no tardó en poner paños fríos. Desde el estrado, el secretario de Agricultura nacional reconoció los esfuerzos del sector, pero marcó con claridad el límite: "No podemos resignar el equilibrio fiscal. Hay cosas que se pueden hacer, y cosas que no". De inmediato, explicó que las desregulaciones y reducciones impositivas ya implementadas -como la baja temporal de retenciones- buscan ordenar un escenario económico "que venía del desquicio".

En ese delicado ida y vuelta, se sumaron los gobernadores de Entre Ríos, Chubut y Corrientes, que compartieron diagnóstico, aunque con matices. Desde la Mesopotamia, la mirada fue tan pragmática como esperanzada. El mandatario provincial recordó que durante su gestión se eliminó burocracia innecesaria, se destinó el 100% del impuesto inmobiliario rural a la mejora de los caminos y se bajó la presión fiscal en un contexto de fuerte caída de ingresos provinciales. "No puede haber otra prioridad que bajar las retenciones", señaló, pero aclaró que eso debe darse "cuidando el equilibrio de las cuentas públicas".

Desde la Patagonia, el mensaje fue igual de enfático. La infraestructura, los impuestos distorsivos y la centralización del gasto nacional fueron el eje del reclamo. "¿Cómo vamos a exportar más si nuestras rutas y puertos están hechos un desastre?", cuestionaron. Al mismo tiempo, se pidió avanzar en una "revolución de competitividad" para evitar que actividades clave como la ganadería ovina sigan perdiendo terreno.

El gobernador de Corrientes, por su parte, defendió con orgullo el modelo de apoyo estatal al agro que implementa su provincia. Desde cursos de inseminación hasta un fondo fiduciario específico, enumeró políticas orientadas a dar previsibilidad a un sector atravesado por incendios, inundaciones y fluctuaciones del mercado. También reclamó que se reconozca el rol exportador de las provincias ganaderas, más allá de los puertos desde donde salen los productos.

Pese a las diferencias, hubo un consenso transversal que unió a dirigentes rurales, funcionarios y mandatarios provinciales: el campo quiere ser parte activa de la recuperación nacional. Pero no a cualquier precio. "El productor necesita tiempo y previsibilidad, no más trámites ni más presión fiscal", fue una frase que sintetizó la lógica del reclamo.

La jornada cerró con una invitación concreta desde el Gobierno: sembrar trigo y cebada con la confianza de que se está avanzando hacia una Argentina más estable. "Vamos a cosechar en un país mejor", se escuchó con tono esperanzador. Pero del otro lado del estrado, quedó flotando una advertencia que sobrevuela al campo desde hace décadas: el sacrificio no puede recaer siempre sobre quienes producen.

Jonagro 2025 no fue solo una jornada técnica o institucional. Fue un termómetro político, un espacio de catarsis, pero también una oportunidad para tender puentes entre la necesidad de sanear la macroeconomía y la urgencia de liberar las fuerzas productivas del interior. Una vez más, el campo habló. Y esta vez, lo hizo con toda la cancha llena.