Soja Sudamericana: China reduce dependencia de EE.UU. y refuerza compras desde Argentina
China intensifica su diversificación de proveedores agrícolas al reducir su dependencia de la soja estadounidense y aumentar compras de harina de soja y soja sudamericana, especialmente de Argentina. Con una reciente operación por 30.000toneladas de harina argentina, el gigante asiático envía una señal clara de realineamiento estratégico en el mercado global.
China avanza decididamente en la diversificación de su matriz de proveedores agrícolas. En las últimas semanas, importadores del país asiático cerraron una operación de compra por 30.000 toneladas de harina de soja argentina, la primera desde mayo de 2019. Esta adquisición forma parte de una estrategia para disminuir su histórica dependencia del mercado estadounidense, en un contexto de tensiones comerciales persistentes y cambios estructurales en la demanda interna china.
La harina de soja adquirida partirá en julio y tiene destino en Guangdong, al sur de China, donde será distribuida por un consorcio de plantas de alimento animal. El precio acordado fue de 360 dólares por tonelada bajo condición CNF (costo y flete incluidos), marcando además un valor competitivo frente a otras ofertas regionales.
Contexto del comercio agrícola global
Desde hace años, China es el principal actor de demanda en el complejo soja. Su creciente necesidad de proteína vegetal para alimentación animal y producción de aceites comestibles o combustibles ha convertido a este país en un socio clave para exportadores como Brasil, Estados Unidos y Argentina. Sin embargo, la dinámica del comercio bilateral entre China y EE.UU. ha sufrido vaivenes por conflictos arancelarios, disputas geopolíticas y la búsqueda de soberanía alimentaria por parte de Beijing.
A su vez, la guerra comercial iniciada en 2018 impactó negativamente en la fluidez de las operaciones entre ambos países. Aunque en 2020 se retomaron acuerdos transitorios, la política china se orienta hacia una menor dependencia estructural. En ese escenario, Sudamérica -por competitividad, cercanía estacional y acuerdos sanitarios- se consolida como socio estratégico.
Factores que impulsan el giro hacia Sudamérica
Uno de los motivos principales del giro de China es la necesidad de diversificar riesgos. Con el conflicto comercial con EE.UU. sin resolverse del todo y una coyuntura internacional marcada por la volatilidad logística y cambiaria, Beijing busca garantizar seguridad de abastecimiento.
Además, la actual campaña agrícola sudamericana ha sido favorable en términos de producción, con existencias globales de harina y poroto que otorgan mayor flexibilidad en la negociación. Argentina, a pesar de sus desafíos macroeconómicos internos, conserva una capacidad industrial instalada en molienda que la posiciona como líder mundial en exportación de harina de soja.
El pedido reciente es, además, interpretado como una prueba técnica y comercial. Si el envío cumple con los estándares sanitarios y logísticos requeridos por las autoridades chinas, se espera que habilite nuevas operaciones de volumen similar, incrementando el flujo comercial bilateral.
Repercusiones para la cadena agroindustrial argentina
Para la agroindustria nacional, la operación representa una oportunidad significativa. La reactivación del comercio con China en el segmento de harina de soja podría dinamizar la capacidad ociosa del sector molinero, generar divisas y proyectar a Argentina nuevamente como proveedor confiable en el mercado asiático.
En términos técnicos, la harina argentina se caracteriza por un alto nivel de proteína y una composición estable, lo que la convierte en insumo de alta calidad para la producción intensiva de proteína animal. Este atributo es valorado por el mercado chino, especialmente en un contexto de reestructuración de su industria porcina.
La logística argentina, con puertos sobre el Paraná y una red consolidada de operadores exportadores, permite cumplir con exigencias complejas en cuanto a tiempos de carga, trazabilidad y certificaciones sanitarias. La clave está en sostener niveles de calidad homogéneos y asegurar políticas que estimulen la inversión en infraestructura.
Condiciones del mercado internacional
En paralelo, los precios internacionales muestran una cierta debilidad. La sobreoferta de harina de soja, sumada a factores especulativos y tomas de ganancias en los mercados financieros, ha presionado los precios a la baja. En Chicago, el precio del poroto de soja se mueve en torno a los 10,70 dólares por bushel, pero algunos analistas estiman que podría caer a entre 9,50 y 9,80 si no se consolidan nuevas señales de demanda firme.
Otro factor relevante es la demanda creciente de aceites vegetales para la producción de biocombustibles, especialmente en EE.UU. y la Unión Europea. Esta dinámica sostiene el precio del aceite de soja, pero su impacto sobre la harina es marginal y todavía insuficiente para revertir la tendencia bajista.
En el caso de China, se espera una reducción en la producción de carne porcina, con menor peso de faena y ajuste en el stock de madres, lo que podría traducirse en una caída de entre 4 y 5 millones de toneladas en la demanda total de harina de soja durante los próximos meses.