Brasil

Açaí en riesgo: el boom mundial amenaza la biodiversidad del Amazonas

El auge de este superalimento multiplica las exportaciones brasileñas, pero genera un monocultivo que afecta la selva y la seguridad alimentaria de comunidades locales.

El açaí, una pequeña fruta morada originaria del Amazonas, se ha convertido en un fenómeno global en apenas unos años. Catalogado como superalimento por su alto contenido en antioxidantes, fibra y grasas saludables, hoy está presente en menús de restaurantes, cafeterías y cadenas especializadas en todo el mundo. Desde su llegada a Europa en 2019, con la apertura de la primera tienda dedicada en Barcelona, el consumo no ha dejado de crecer.

Brasil, principal productor y exportador, ha visto cómo las ventas externas de açaí aumentaron más de 30 % anual en la última década, con proyecciones que sitúan al mercado global en 1.380 millones de dólares en 2025. El estado de Pará concentra el 95 % de la producción, donde la recolección sigue siendo una tarea artesanal: los trabajadores trepan palmeras de hasta 25 metros con ayuda de la "peconha", una cuerda hecha con hojas de la planta.

Entre la oportunidad económica y el monocultivo

El auge del açaí ha traído consigo un problema que preocupa a ambientalistas y comunidades amazónicas: la expansión de monocultivos de palmeras. En distintas zonas del norte de Brasil, los productores reemplazan especies nativas por nuevas plantaciones de açaí, lo que altera la biodiversidad y compromete el equilibrio de los ecosistemas.

El impacto no es solo ambiental. Para las comunidades locales, el açaí no es un producto gourmet, sino un alimento básico que acompaña comidas cotidianas junto a pescados y carnes. La presión exportadora encarece el producto y amenaza con reducir la disponibilidad para la dieta tradicional.

Los riesgos se agravan ante el cambio en el uso del suelo, la deforestación de áreas naturales y la pérdida de hábitats para otras especies amazónicas. El desafío es encontrar un balance entre el atractivo económico del mercado internacional y la conservación de un ecosistema vital para el planeta.

El gobierno brasileño ha impulsado medidas regulatorias para ordenar este crecimiento. El Reglamento Técnico de Estándares de Identidad y Calidad de la Pulpa de Açaí establece requisitos mínimos de procesamiento. También se han fijado normas sanitarias para prevenir enfermedades vinculadas al consumo no controlado, como el mal de Chagas.

En paralelo, el Proyecto de Ley 966/21, aún en discusión, busca declarar al açaí como fruta nacional de Brasil, con el fin de protegerlo de la biopiratería y reconocerlo como patrimonio cultural y natural del Amazonas.

Estas iniciativas reflejan el intento de equilibrar el atractivo económico con la necesidad de conservación ambiental y la protección de las comunidades que dependen de este recurso ancestral.

El mercado del açaí parece imparable, con una tasa de crecimiento anual superior al 8 %. El desafío para Brasil será consolidar este liderazgo sin comprometer la riqueza de la selva amazónica. La clave estará en promover modelos de producción sostenible que integren manejo forestal, diversificación agrícola y comercio justo.

Más allá de su éxito global, el açaí enfrenta un dilema: ¿será recordado como un motor de desarrollo para el Amazonas o como la causa de un monocultivo que debilitó uno de los ecosistemas más valiosos del planeta?

Agrolatam.com
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