El avance del Jopo amenaza la campaña agrícola en Bolivia pese a las semillas mejoradas
La maleza parásita gana terreno en zonas clave y obliga a los productores a buscar soluciones más allá de los herbicidas.
La lucha contra el Jopo, una agresiva maleza parásita, no da tregua en San Julián. Pese a la adopción de semillas mejoradas con tecnología CL y el uso de herbicidas específicos, el avance del Jopo sigue comprometiendo cultivos, especialmente de girasol, en varias comunidades productoras.
En diálogo con productores locales, queda claro que la amenaza no solo persiste, sino que se expande hacia zonas donde antes no estaba presente. La situación obliga al sector a diversificar estrategias de control y repensar prácticas de manejo agronómico ante una plaga que ya dejó pérdidas visibles.
"Los girasoles quedaron perdidos": la voz desde los campos
Desde la comunidad San José, el productor Erick Juvenal Durán explicó que los problemas con esta maleza comenzaron a intensificarse desde el año pasado. Aunque el uso de semillas con tecnología CL permitió aplicar herbicidas para contener la expansión del Jopo, la maleza sigue presente en muchos lotes y los daños han sido severos.
"Desde el año pasado venimos combatiendo esta maleza parásita. Gracias a las semillas mejoradas hemos logrado combatirla parcialmente, pero todavía tenemos presencia del Jopo. Hay campos en donde ha afectado muchos lotes y los girasoles han quedado perdidos", afirmó Durán.
En muchas zonas, el uso exclusivo de herbicidas ya no resulta suficiente. La persistencia del Jopo obliga a mirar más allá de las tecnologías convencionales.
Suelos pobres, condiciones propicias para el Jopo
Uno de los factores que más preocupan es la deficiencia de fósforo en los suelos, una condición que facilita la proliferación del Jopo. El ingeniero Raúl Alberto Escalera alertó sobre el deterioro de la situación.
"Yo estimo que hay un 20% más de presencia del Jopo que el año pasado", advirtió. "Incluso en áreas donde antes no existía esta maleza, ahora aparece con fuerza".
Esto indica que el problema no solo se mantiene, sino que se agrava, afectando la planificación y el rendimiento de las campañas agrícolas.
Nuevas soluciones en camino: bioinsumos y materiales resistentes
Frente al avance del Jopo, el sector privado y técnico comienza a probar nuevas alternativas. Algunas empresas están desarrollando nuevos materiales genéticos más resistentes a herbicidas, mientras que otras apuestan por prácticas sostenibles, como el uso de abonos orgánicos y bioinsumos, que fortalecen a la planta desde su base.
Estas soluciones apuntan a reducir el estrés de los cultivos, mejorar la salud del suelo y evitar que el girasol se convierta en blanco fácil de la maleza.
Aunque la batalla está lejos de ganarse, el enfoque integrado -tecnología, manejo de suelos y prácticas regenerativas- abre una nueva hoja de ruta para convivir y combatir al Jopo en los próximos ciclos.