"Camino verde": América Latina acelera su apuesta por la bioeconomía rumbo a la COP30
En San Pablo, líderes del sector productivo y ambiental de la región compartieron proyectos que combinan innovación, inversión y sostenibilidad
El avance hacia una economía baja en carbono está tomando forma en América Latina, con experiencias concretas que integran producción, tecnología y conservación ambiental. Durante tres jornadas en San Pablo, representantes de empresas, fundaciones y medios regionales discutieron cómo el sector privado puede acelerar la transición hacia modelos sostenibles antes de la COP30, que se realizará en noviembre en Belém, Brasil.
El encuentro, titulado "Camino verde", fue organizado por Veolia, compañía francesa con más de 170 años de trayectoria en gestión ambiental, y reunió a participantes de Brasil, Chile y Argentina comprometidos con la innovación y la descarbonización en la agroindustria.
La directora de la firma, Lina Castillo, abrió el evento destacando que "dos tercios de la población ya conocen soluciones frente al cambio climático; ahora es momento de transformarlas en acción".
Entre las exposiciones más destacadas, la directora de sostenibilidad Laura Arias presentó la experiencia de Aguas Andinas, filial de Veolia en Chile, que convierte los residuos del tratamiento de aguas en un fertilizante natural y sostenible.
Este biofertilizante, resultado de 19 años de investigación, se produce a partir de lodos tratados y se utiliza en la recuperación de suelos agrícolas y zonas afectadas por incendios forestales. Su alto contenido de materia orgánica mejora la retención de agua y la capacidad del suelo para absorber nutrientes, reduciendo además la huella de carbono del proceso industrial.
La iniciativa se inscribe en una estrategia de economía circular, orientada a transformar residuos en recursos y a impulsar una agricultura regenerativa con foco en la mitigación del cambio climático.
Innovación y bioeconomía: el futuro se construye en la Amazonia
La agenda del encuentro incluyó también una recorrida por el Parque Ambiental de Pedreira, donde Veolia desarrolla programas de educación ambiental, valorización de residuos y generación de biogás para transporte, integrando productividad y sostenibilidad en un mismo modelo.
En la planta industrial de Sorocaba, se presentaron avances en la reutilización de agua y energía, además de tecnologías destinadas a enfrentar los desafíos hídricos y energéticos de la industria latinoamericana.
Una de las intervenciones más esperadas fue la de Fabiana Prado, gerente de la Fundación LIRA (Legado Integrado de la Región Amazónica), quien explicó cómo la institución impulsa proyectos de bioeconomía y conservación con participación comunitaria en el corazón de la selva.
"El desafío es construir un legado amazónico que transforme vidas y genere desarrollo sin destruir la selva", sostuvo.
LIRA trabaja desde 2018 en cuatro tipos de contextos amazónicos -bosques preservados, áreas bajo presión, zonas deforestadas y entornos urbanos- y ha promovido más de 50 proyectos socioproductivos en reservas como Chico Mendes y Xingu. Estas iniciativas fomentan el turismo sostenible, la energía renovable y la economía solidaria, siempre bajo principios de justicia social y respeto ambiental.
Entre los ejemplos presentados se destacó la Asociación Indígena AITEX, del pueblo Xipaya, que transformó la producción artesanal de tejidos de látex en un negocio rentable, mediante la instalación de estufas solares. La innovación permitió reducir los tiempos de secado y mejorar la calidad de los productos, beneficiando especialmente a mujeres jóvenes en las aldeas.
Prado también resaltó el rol de las cooperativas amazónicas, como COOPAEB y COOPERACRE, que agrupan a cientos de productores dedicados a la elaboración de caucho, pulpas de frutas y otros productos de la sociobiodiversidad.
Gracias a estos esquemas de cooperación, se consolidaron acuerdos de pago por servicios ambientales y alianzas con empresas privadas, garantizando la sustentabilidad económica de las comunidades.
La Fundación proyecta que su segundo ciclo (2025-2028) alcance 53 nuevos proyectos y 34 emprendimientos comunitarios, con más de 56 millones de hectáreas protegidas.
"La COP30 será una oportunidad histórica para mostrar que la selva en pie genera riqueza y bienestar si se gestiona con equidad y responsabilidad", concluyó Prado.
Con estos casos, América Latina demuestra que la bioeconomía puede convertirse en motor de inclusión y competitividad global, articulando al sector privado, la ciencia y las comunidades en un mismo objetivo: construir una región más verde, justa y resiliente.