Actualidad

Avicultura en Santa Fe: alerta por importaciones desde Brasil y la presión sobre la industria local

Productores avícolas advierten que la apertura de importaciones de pollo brasileño genera una competencia «desleal», con precios hasta 30% más bajos que los locales. Reclaman medidas para proteger el empleo y la competitividad frente a un gigante exportador.

La industria avícola santafesina atraviesa un escenario complejo tras la apertura de importaciones de carne de pollo, principalmente desde Brasil, país que coloca en el mercado argentino pechugas a precios hasta un 30% más bajos que los ofrecidos localmente.

Desde la Cámara Avícola de Santa Fe, su presidente Alejandro Coianiz fue categórico: "Una apertura indiscriminada, como la que está sucediendo con la carne de pollo de Brasil, nos obliga a competir en desigualdad de condiciones."

Brasil exporta cerca de 5 millones de toneladas de pollo anuales, contra apenas 200 mil toneladas de la Argentina. Esa diferencia de escala marca la desigualdad: mientras el gigante sudamericano puede colocar excedentes en distintos mercados internacionales, las empresas locales se ven limitadas por altas cargas impositivas, costos laborales y problemas de infraestructura.

"Los políticos hablan de mejoras para el sector, pero esas mejoras aún no se ven reflejadas", señaló Coianiz.

El dirigente detalló que la industria enfrenta una excesiva carga impositiva y laboral, sumada a la presión de una creciente industria del juicio. A eso se agrega la mala infraestructura vial y portuaria, que eleva los costos logísticos y resta competitividad frente a Brasil, donde los productores cuentan con un sistema más eficiente y barato.

Si bien el ingreso de pollo importado está limitado a ciertos cortes, la preocupación se centra en el filete de pechuga, que compite directamente con la oferta local.

"El pollo entero, los cuartos o las alitas no entran, porque esos precios son más bajos que los nuestros. El problema es la pechuga, que representa la mayor competencia y nos quita margen de ganancia", explicó Coianiz.

Hoy, el pollo sigue siendo un producto accesible para el consumidor argentino, con valores en góndola de alrededor de $2.000 el kilo. Pero detrás de ese precio, muchas empresas locales trabajan a pérdida, sin capacidad de sostener inversiones o generar empleo de calidad.

"Brasil, con las trabas arancelarias que enfrenta en Estados Unidos, vuelca su producción al mundo, y eso nos golpea directamente", afirmó el titular de la Cámara.

Pese al complejo panorama, Coianiz descartó la idea de un cierre de exportaciones como salida: "No se trata de cerrar mercados, sino de gestionar mejor las condiciones de competencia, tanto desde el gobierno provincial como desde el nacional."

La avicultura santafesina se encuentra en alerta por la apertura de importaciones desde Brasil, que ponen en riesgo la rentabilidad y el empleo local. La queja de los productores no pasa por competir, sino por hacerlo en igualdad de condiciones, frente a un país que lidera la exportación mundial y que coloca en la Argentina productos a precios imposibles de igualar bajo el actual esquema fiscal y logístico.

Agrolatam.com
Esta nota habla de: