Bolivia

Beni inaugura planta cárnica y centro de confinamiento: inversión millonaria con dudas sobre insumos y mercado

Con más de Bs 520 millones en inversión pública, San Borja y Reyes estrenan una planta frigorífica y un complejo de engorde bovino. El desafío será garantizar animales, granos y logística para que la obra se traduzca en producción rentable y exportaciones sostenibles.

El departamento del Beni se prepara para un salto histórico en la cadena de valor ganadera con la inminente inauguración de la Planta Industrial de Cárnicos en San Borja y el Centro de Confinamiento en Reyes, proyectos que juntos representan una inversión pública superior a Bs 520 millones. El Ejecutivo los ha presentado como un "motor del desarrollo regional", con el potencial de transformar a la región de una cuenca de cría extensiva de bovinos hacia un modelo de integración industrial que abarque engorde intensivo, faena, procesamiento y valorización de subproductos.

La planta frigorífica de San Borja cuenta con pabellones de faena, zona de pesaje, corrales de cuarentena, incinerado, planta de tratamiento de efluentes con recuperación energética y unidad de producción de abonos. Su capacidad operativa inicial será de 250 cabezas diarias, con posibilidad de escalar a 500. La inversión reportada alcanza los Bs 227 millones.

Por su parte, el centro de confinamiento en Reyes incluye cuatro líneas productivas con capacidad anual para 24.000 bovinos en engorde, además de una planta de alimento balanceado con capacidad de 12.000 toneladas por año, producción de 13.500 toneladas de forraje y generación de 5.494 toneladas de abono orgánico. La inversión asciende a Bs 294,8 millones y se espera beneficiar a más de 2.800 unidades productivas de la región.

En conjunto, las obras ofrecen infraestructura moderna con alto componente tecnológico y apuntan a formalizar canales comerciales, generar cortes estandarizados para consumo interno y abrir posibilidades de exportación de carne y derivados.

Sin embargo, entre la promesa y la realidad surgen desafíos críticos. La capacidad instalada no se traduce automáticamente en volumen procesado: requiere un flujo continuo de animales en peso y condiciones óptimas, así como disponibilidad de insumos para engorde. La oferta de bovinos en corral es hoy una variable limitada, ya que la ganadería de Beni sigue siendo mayoritariamente extensiva y dispersa.

El centro podrá producir parte de su propio alimento y forraje, pero dependerá en buena medida de la compra de soya, sorgo y maíz en mercados externos. Aquí entra en juego la logística de acopio y transporte, ya que los costos de mover granos desde Santa Cruz u otras regiones pueden encarecer el engorde y reducir la competitividad del sistema. En un escenario de precios altos o desabastecimiento de materias primas, los márgenes de rentabilidad se verían comprometidos.

Otro punto clave será la articulación con el mercado. La capacidad de faena -250 cabezas diarias ampliables a 500- representa un volumen moderado frente al inventario bovino regional, pero relevante para ordenar la comercialización. No obstante, para garantizar sostenibilidad se necesitará construir canales estables de demanda: consumo interno urbano, programas de compras estatales y acceso a exportaciones con certificación sanitaria.

La industria cárnica en Bolivia enfrenta la presión de competir con los grandes exportadores de la región como Brasil, Paraguay y Argentina. Estos países cuentan con plantas de gran escala, certificaciones internacionales y acceso consolidado a mercados asiáticos. Para que Beni pueda insertarse, deberá avanzar rápidamente en temas de sanidad animal, trazabilidad, habilitación de frigoríficos y acuerdos comerciales.

El proyecto también abre oportunidades. Al integrar el confinamiento, la faena y la industrialización de subproductos -grasas, harinas, pellejos-, se podrá capturar mayor valor dentro de la región, generar empleo calificado y reducir la dependencia de la venta de ganado en pie. La disponibilidad de abono orgánico y forraje representa un beneficio adicional para los productores locales, favoreciendo un círculo productivo más sostenible.

La inauguración de la planta cárnica de San Borja y el centro de confinamiento de Reyes marcan un hito en la historia ganadera del Beni. La magnitud de la inversión es inédita, pero su éxito dependerá de factores clave: oferta estable de ganado, acceso competitivo a granos, eficiencia logística y construcción de mercados confiables. Solo con esa articulación la obra podrá convertirse en un verdadero motor de desarrollo regional y no quedar como infraestructura subutilizada.

Agrolatam.com
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