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Tensión en Medio Oriente sacude a productores de granos en Brasil por el impacto en insumos

La inestabilidad geopolítica en Medio Oriente encendió alarmas entre los agricultores brasileños, que temen subas de costos logísticos y restricciones en el suministro de fertilizantes clave para la próxima campaña.

Los productores de granos de Brasil enfrentan nuevas incertidumbres tras la reciente escalada de tensiones en Medio Oriente, una región estratégica para el abastecimiento de fertilizantes e insumos clave que sostienen la mayor parte de la producción agrícola del país. La inestabilidad política y las dificultades logísticas encendieron alertas en el sector, que teme un encarecimiento de costos y posibles retrasos en las entregas hacia la próxima campaña.

Brasil depende de forma crítica de fertilizantes importados, en particular potasio, nitrógeno y fosfatos, que en gran medida provienen de países que podrían verse afectados por el conflicto o por bloqueos en rutas marítimas internacionales. La preocupación aumenta porque cualquier interrupción en la cadena de suministro repercute directamente en los precios y en la planificación de la siembra, comprometiendo la competitividad del agro brasileño.

Analistas de mercado advierten que el aumento de la volatilidad en la región impacta no solo en la disponibilidad de fertilizantes, sino también en el comercio global de granos, ya que incrementa los costos de transporte y eleva las primas de riesgo de aseguradoras marítimas. Esto podría traducirse en mayores gastos logísticos para los exportadores brasileños, especialmente en un contexto donde los márgenes ya venían presionados por precios internacionales más ajustados.

Además, el temor a eventuales restricciones comerciales o sanciones podría derivar en una carrera de compras anticipadas y, con ello, una subida especulativa de los precios de los insumos en el mercado doméstico. Para los productores de soya, maíz y trigo, que sostienen un calendario de alta dependencia de la importación de fertilizantes, el escenario se vuelve especialmente delicado de cara al segundo semestre de 2025.

Dirigentes del sector agropecuario destacaron la importancia de buscar fuentes alternativas de suministro, tanto en proveedores como en rutas logísticas, para amortiguar posibles impactos de largo plazo. También reclamaron al gobierno acelerar inversiones en producción nacional de fertilizantes, una demanda histórica del agronegocio brasileño que se volvió prioritaria a partir de crisis recientes.

Por su parte, expertos en comercio internacional coincidieron en que la tensión en Medio Oriente podría generar distorsiones en los flujos globales de granos y sus derivados, afectando contratos de exportación y acuerdos comerciales en proceso de negociación. Con Brasil posicionado como uno de los principales exportadores mundiales de soya y maíz, cualquier factor que distorsione la logística global tiene efectos en cascada en los precios de referencia y en la confianza de compradores internacionales.

En algunas cooperativas agrícolas de Mato Grosso y Goiás ya se está planificando un mayor stock de insumos para no depender de envíos a última hora, mientras que otros productores evalúan ajustar sus márgenes para cubrir potenciales incrementos de costos logísticos. La estrategia de anticipar compras y diversificar orígenes se perfila como medida defensiva para sostener la competitividad del complejo granario brasileño.

La crisis geopolítica en Medio Oriente actúa como un nuevo recordatorio de la vulnerabilidad estructural que supone para el agro brasileño la fuerte dependencia de insumos importados. El desafío de consolidar cadenas productivas más autónomas y resilientes se vuelve cada vez más urgente para garantizar el abastecimiento y mitigar riesgos de disrupciones externas que podrían golpear la próxima zafra.

Agrolatam.com
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