Alerta en Brasil: solo el 59% de la cosecha cuenta con capacidad de almacenamiento
La falta de infraestructura de almacenamiento genera pérdidas y limita la competitividad del agro brasileño, que este año proyecta una cosecha histórica.
Brasil vuelve a enfrentar un viejo problema estructural en su agroindustria: el déficit de capacidad de almacenamiento. Según datos actualizados, solo el 59% del volumen total cosechado en el país puede ser adecuadamente almacenado en la infraestructura disponible, generando preocupaciones en medio de una zafra que se perfila como una de las mayores de la historia.
Este desequilibrio provoca que millones de toneladas de granos tengan que ser despachadas de inmediato, muchas veces a precios desfavorables, o queden expuestas a condiciones climáticas adversas que comprometen su calidad. La falta de silos, depósitos y centros de acopio se convierte así en un cuello de botella para la competitividad del campo brasileño, especialmente en regiones donde la producción creció de forma acelerada pero la infraestructura no acompañó el ritmo.
Productores de estados clave como Mato Grosso, Goiás y Paraná manifestaron su preocupación ante la imposibilidad de almacenar sus cosechas en momentos estratégicos, obligándolos a vender a valores por debajo del mercado o asumir elevados costos logísticos para transportar los granos a instalaciones distantes.
Especialistas advierten que esta situación impacta no solo en el bolsillo del productor, sino en toda la cadena agroalimentaria, generando sobreoferta estacional que deprime los precios internos y reduce márgenes de ganancia. Al mismo tiempo, la carencia de infraestructura adecuada dificulta cumplir con exigencias de calidad y trazabilidad cada vez más estrictas en los mercados internacionales.
Según cifras oficiales, Brasil posee una capacidad total de almacenamiento de alrededor de 200 millones de toneladas, mientras que la producción proyectada para este ciclo agrícola ronda los 340 millones de toneladas. Este desfasaje de 140 millones de toneladas expone la urgencia de políticas públicas, incentivos e inversiones privadas para ampliar la red de silos y centros de acopio.
Organizaciones rurales y cooperativas han reclamado al gobierno federal líneas de financiamiento con tasas accesibles y plazos largos para fomentar proyectos de infraestructura en zonas productoras, argumentando que la mejora del almacenamiento permitiría no solo proteger la calidad del grano, sino también ordenar la logística y optimizar la comercialización.
A su vez, el crecimiento sostenido de la producción de soya, maíz y trigo en Brasil, impulsado por la expansión tecnológica y el buen desempeño de las exportaciones, requiere de soluciones de largo plazo para evitar que los cuellos de botella terminen desincentivando nuevas inversiones.
En paralelo, se estudian iniciativas para promover la construcción de unidades de almacenamiento dentro de las propias propiedades rurales, reduciendo la dependencia de estructuras externas y aumentando la autonomía de los productores. Sin embargo, estas soluciones aún son incipientes y requieren mayor apoyo técnico y financiero.
Analistas del sector coinciden en que la infraestructura de almacenamiento será clave para sostener el liderazgo de Brasil como potencia agrícola global, garantizando la calidad de sus commodities y mejorando su posición frente a la competencia internacional.