Brasil se anticipó al tarifazo de Trump y ahora busca ampliar su dominio en mercados de café y carne
Un acuerdo bilateral estratégico firmado antes del endurecimiento arancelario estadounidense podría convertirse en la llave para que Brasil expanda sus exportaciones agropecuarias. ¿Qué se negoció y por qué ahora cobra relevancia?
Brasil parece haber jugado sus cartas con precisión quirúrgica. Un acuerdo bilateral negociado discretamente en 2023, antes del anuncio del nuevo esquema arancelario impulsado por Donald Trump, podría convertirse ahora en una herramienta clave para proteger e incluso expandir las exportaciones brasileñas de café y carnes hacia otros destinos comerciales.
El convenio, sellado con Estados Unidos cuando aún regía una postura comercial más flexible, contempla la eliminación de ciertos aranceles para productos agropecuarios brasileños, siempre que cumplan estándares de calidad y trazabilidad específicos. Entre los principales beneficiarios figuran el café verde y tostado, la carne bovina y la carne porcina, tres pilares del agro brasileño con fuerte presencia en mercados internacionales.
Este entendimiento, que no fue ampliamente difundido en su momento, vuelve a tomar protagonismo tras los anuncios del expresidente Trump de volver a aplicar aranceles proteccionistas si es reelecto en noviembre. Aunque el foco inicial estaría puesto en productos industriales y manufacturas, el sector agrícola teme efectos colaterales. Por eso, el acuerdo preexistente podría funcionar como un escudo parcial para ciertos rubros, al menos en mercados donde Estados Unidos mantiene influencia.
Desde el Ministerio de Agricultura de Brasil, ven esta situación como una oportunidad estratégica para reposicionar sus productos en plazas clave. De hecho, ya se iniciaron conversaciones con países asiáticos y del Golfo Pérsico que podrían reorientar sus importaciones agropecuarias desde EE.UU. hacia América del Sur, buscando evitar sobrecostos.
El café brasileño, por ejemplo, se perfila como alternativa competitiva frente al de otras regiones, no solo por su volumen de producción, sino también por los avances en certificaciones ambientales. En tanto, la carne bovina y porcina, que ya tienen un pie firme en China, podrían ganar mayor presencia en Medio Oriente y África.
Sin embargo, expertos advierten que no todo está garantizado. Si bien el acuerdo le otorga ventajas a Brasil, el escenario global es volátil y dependerá de cómo evolucione la política comercial estadounidense y de las decisiones que tomen sus principales socios comerciales.
Además, para que estas ventajas se traduzcan en mayores exportaciones, el sector agropecuario brasileño deberá acelerar inversiones en trazabilidad, control sanitario y sostenibilidad, requisitos incluidos en las cláusulas del convenio. En ese sentido, ya hay iniciativas en marcha para fortalecer la certificación de origen y reducir el impacto ambiental de las exportaciones.
Por otro lado, en sectores como el porcino, se trabaja en la apertura de nuevos mercados para subproductos, como grasa y cortes secundarios, que tienen alta demanda en industrias alimenticias y cosméticas.
En definitiva, Brasil parece haber aprovechado una ventana de oportunidad que ahora se vuelve crucial. En un mundo cada vez más fragmentado comercialmente, anticiparse a los conflictos puede marcar la diferencia entre competir y quedar afuera. Y si bien el acuerdo no cubre todos los frentes, le da al país un punto de apoyo en medio de una guerra de tarifas que recién comienza.