El fruto que puso a Perú en la cima de los alimentos orgánicos del mundo
Con un crecimiento récord del 47 %, el cacao orgánico peruano se posiciona como el motor de las exportaciones agrícolas sostenibles. Su calidad y trazabilidad conquistan los mercados más exigentes del mundo.
El campo peruano acaba de dar un golpe de autoridad en el mercado global de alimentos saludables. Con un crecimiento del 47 % en exportaciones de productos orgánicos, el país se posiciona como líder regional, y un cultivo en particular brilla por encima del resto: el cacao orgánico.
Conocido por su calidad excepcional, sabor complejo y trazabilidad certificada, el cacao producido bajo sistemas agroecológicos se convirtió en el principal producto de exportación del segmento orgánico peruano. Más que una cifra, este dato refleja una transformación estructural en la forma de producir y comercializar.
El modelo detrás de este éxito se apoya en tres pilares: sostenibilidad ambiental, inclusión social y valor agregado. El cacao orgánico no solo evita el uso de agroquímicos y promueve la biodiversidad, sino que además es cultivado en su mayoría por pequeños productores organizados en cooperativas. Estas asociaciones no solo fortalecen las economías locales, sino que también permiten acceder a certificaciones internacionales y cadenas de valor diferenciadas.
Departamentos como San Martín, Junín, Cusco y Ucayali lideran esta revolución productiva. En estas zonas, el cacao orgánico no solo es una alternativa rentable, sino también una estrategia para reemplazar cultivos ilícitos, restaurar suelos degradados y revalorizar conocimientos ancestrales. Es, literalmente, un cultivo de paz y desarrollo.
Desde el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) y la Asociación de Exportadores (Adex), destacan que este crecimiento récord responde también al esfuerzo conjunto de instituciones públicas, cooperativas y el sector privado. Se promovió el acceso a mercados con demanda ética, se impulsaron procesos de certificación, y se apoyó con financiamiento técnico-productivo a las comunidades productoras.
A nivel internacional, el cacao orgánico peruano está consolidado en mercados como Alemania, Estados Unidos, Italia, Suiza y Francia, donde los consumidores exigen cada vez más productos con origen trazable, impacto ambiental bajo y beneficios sociales demostrables.
Pero el éxito no se limita al grano en bruto. El auge del cacao orgánico abre la puerta al desarrollo de una industria de transformación con valor agregado: chocolates bean-to-bar, mantecas, licores, cosméticos y bebidas funcionales, todos con el sello de origen Perú. Este es el siguiente paso que ya muchas organizaciones están dando, con marcas que logran destacarse en ferias y tiendas gourmet de todo el mundo.
Sin embargo, los desafíos no desaparecen. Los efectos del cambio climático, la presión de los precios internacionales y la necesidad de mantener estándares de calidad y sostenibilidad requieren una estrategia de largo plazo, acompañada de inversión en investigación, educación rural y fortalecimiento institucional.
El cacao orgánico demuestra que es posible construir un modelo exportador con base en la biodiversidad, la justicia social y la innovación. No solo como producto estrella, sino como símbolo de un Perú que apuesta a producir con conciencia y calidad.
Hoy, mientras crece la demanda mundial por alimentos limpios, éticos y funcionales, el cacao peruano ocupa su lugar entre los grandes. Y lo hace no por volumen, sino por valor, historia y compromiso con la tierra.