El cacao peruano sigue marcando la diferencia en los mercados internacionales gracias a su orientación hacia la calidad y a las certificaciones orgánicas y de comercio justo. Aunque los precios globales llegaron a superar los US$10 por kilo en 2024-2025, hoy promedian US$6,83, la especialización del cacao premium le otorga aún una ventaja sustancial frente a los volúmenes genéricos.

Este año, el cacao con sello orgánico representó alrededor del 44% del total exportado, un factor determinante para consolidar destinos premium como Alemania y Países Bajos, donde las ventas hacia Europa sumaron US$158millones entre enero y mayo de 2025, un crecimiento del 54% en comparación con el mismo periodo anterior.

El precio adicional que obtienen estos cacaos certificados no es menor: el chocolate de origen peruano llega a venderse un 18% más caro en Europa y Estados Unidos que la media de productos comerciales, lo que permite amortiguar la caída de precios globales y asegurar mejores ingresos para el productor.

No obstante, el sector enfrenta un doble reto. Por un lado, debe mantener esos sellos -comercio justo, orgánico, UTZ, entre otros- lo cual requiere inversión en trazabilidad, controles y auditorías. Por otro, debe estar preparado para eventuales bajadas de precio vinculadas a la recuperación de cosechas en África o cambios en los mercados de futura demanda.

La estrategia es clara: calidad superior, pero también innovación y alianzas sólidas. El fortalecimiento de acuerdos directos con chocolateros de alto nivel, el desarrollo de productos finales -como tabletas de origen- y la diversificación de mercados emergentes se plantean como pasos clave hacia la consolidación.

Según datos del Banco Central de Reserva, las agroexportaciones de cacao mantienen impulso. En abril 2025, los despachos de productos derivados crecieron US$29 millones más que en el mismo mes del año anterior, consolidando su rol dentro de la agroindustria nacional.

El potencial del cacao peruano no solo reposa en su riqueza genética, reconocida internacionalmente por una amplia biodiversidad, sino también en su capacidad para responder a la demanda actual por alimentos sostenibles. De hecho, Perú figura entre los primeros países en certificación orgánica y de comercio justo en cacao.

A futuro, la iniciativa de consolidar el cacao como producto premium exige una mirada estratégica. Es necesario un entorno político y logístico favorable, apoyo a cooperativas, formación técnica para manejar estándares escrupulosos y mecanismos de acceso justo al mercado.

La calidad y certificaciones están abriendo puertas para el cacao peruano. Pero el camino hacia la competitividad sostenible demanda visión, inversión y coordinación. El reto es hacer que el cacao certificado no sea una excepción, sino el nuevo estándar del agro peruano.