Agricultura

Campaña agrícola: trigo se fortalece, cebada responde y la siembra de maíz y girasol espera al clima

Las lluvias recientes marcaron el pulso de la campaña 2025/26: el trigo sostiene un 98 % en condición favorable, mientras el girasol y el maíz sufren retrasos y la cebada se mantiene en buen estado, según la Bolsa de Cereales.

Matías Cosenza
Redaccion Agrolatam.com

La campaña agrícola 2025/26 avanza en la Argentina con un escenario marcado por las lluvias recurrentes, que en algunos casos aportan beneficios y en otros generan retrasos e incertidumbre. Según el último relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el panorama es mixto: mientras el trigo y la cebada muestran balances positivos gracias a la mejora de la humedad en los perfiles, los cultivos de girasol y maíz enfrentan demoras en la siembra y complicaciones por los excesos hídricos.

En el caso del girasol, la siembra cubre ya el 22,7 % de las 2,6 millones de hectáreas proyectadas. Se trata de un progreso intersemanal de 3,4 puntos porcentuales que, aun con la ralentización de los últimos días, representa una ventaja frente a campañas anteriores. De hecho, los datos muestran adelantos de 7,4 puntos sobre el promedio del último quinquenio y 17,5 puntos respecto al ciclo previo. En el NEA, la siembra está próxima a finalizar bajo condiciones óptimas de humedad, mientras que en el centro-norte de Santa Fe las labores habían avanzado rápido antes de las precipitaciones. Sin embargo, en el sur agrícola, los caminos anegados y los lotes saturados de agua ponen en duda la continuidad del ritmo de implantación.

El trigo atraviesa un momento más favorable. El informe destaca que el 98 % del área sembrada mantiene una condición entre normal y excelente, lo que resulta clave porque un 26,9 % del cereal ya transita etapas de encañazón en adelante, cuando la demanda de agua es más alta. Las lluvias vinculadas al fenómeno de Santa Rosa cubrieron buena parte de la superficie implantada en el oeste, mejorando notablemente las perspectivas. No obstante, no todo es positivo: un 27,3 % de los lotes presenta excesos hídricos, sobre todo en el este y sur del área agrícola, donde ya comenzaron a detectarse focos de enfermedades fúngicas que preocupan a los técnicos y productores. A pesar de estas alertas, el balance para el cereal sigue siendo mayormente alentador.

En cuanto a la cebada, también se registran datos auspiciosos. Tras las últimas precipitaciones, el 82 % de los lotes presenta una condición hídrica adecuada u óptima, y el 93 % de la superficie implantada muestra un estado general normal o bueno. La mayoría de las hectáreas -un 76 %- se encuentra en pleno macollaje, mientras que el 11 % ya inició la etapa de encañazón. En el sudoeste bonaerense, colaboradores informan que se pudo avanzar con la fertilización nitrogenada, una práctica clave para potenciar el rendimiento del cultivo. El informe remarca que en los núcleos cebaderos del sur, que concentran el 70 % del área nacional, el 91 % de los lotes se encuentra en estado normal o bueno, lo que abre buenas expectativas hacia la primavera.

El panorama cambia al hablar del maíz. Por un lado, la cosecha 2024/25 está prácticamente concluida, con un avance del 98,5 % y un rinde promedio nacional de 72 quintales por hectárea, lo que permite sostener la proyección de 49 millones de toneladas. Pero, por otro lado, la siembra del nuevo ciclo 2025/26 avanza con lentitud. La expectativa es de una recuperación del área en un 9,9 % interanual, aunque las lluvias intensas complicaron las labores en el centro y sur de Santa Fe, Entre Ríos y el este de Córdoba. De mejorar las condiciones en los próximos días, la implantación podría retomar impulso, aunque los analistas advierten que el retraso en la ventana óptima puede impactar en la estrategia de manejo y rendimientos futuros.

En síntesis, el arranque de septiembre muestra un campo con avances desiguales. Mientras el trigo y la cebada capitalizan el aporte de agua y consolidan expectativas positivas, el girasol y el maíz dependen de una pausa en las lluvias para recuperar terreno. Desde la Bolsa de Cereales señalan que la evolución del clima en las próximas semanas será decisiva para definir si la campaña logra cumplir con las proyecciones de siembra y cosecha.

La situación refleja un dilema recurrente para los productores: el mismo factor que asegura humedad en los perfiles y aporta vigor a los cultivos invernales puede transformarse en un obstáculo para los lotes de gruesa. En un contexto donde la competitividad regional es cada vez más determinante -con países vecinos como Brasil avanzando en logística e infraestructura-, la capacidad de la Argentina para manejar la variabilidad climática será clave para mantener su lugar en el tablero agrícola mundial.

En definitiva, el inicio de la campaña 2025/26 deja claro que el clima vuelve a ser el gran protagonista, capaz de definir tanto las oportunidades como los riesgos de la producción. El desafío para el agro argentino no es solo aprovechar las lluvias cuando favorecen, sino también adaptarse a los excesos y planificar estrategias que permitan sostener la competitividad en un mercado global cada vez más exigente.

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