Chagas Congénito: La batalla silenciosa que América Latina está decidida a ganar
El chagas congénito se ha convertido en la principal vía de transmisión del Trypanosoma cruzi en América Latina. Frente a un enemigo silencioso, Argentina y Colombia lideran con estrategias de detección precoz, tratamiento oportuno y políticas públicas sostenidas.
En América Latina, el chagas congénito -transmitido de madre a hijo durante el embarazo- se ha convertido en la principal vía de infección del Trypanosoma cruzi. Aunque la vinchuca sigue presente, la expansión urbana, los movimientos migratorios y la persistencia de casos no tratados han desplazado el foco vectorial hacia una forma de contagio menos visible, pero igual de peligrosa.
Cada año, más de 9.000 recién nacidos se infectan por esta vía en la región. Sin embargo, la ciencia y las políticas públicas ofrecen una ventana de oportunidad: cuando se diagnostica a tiempo, la cura es total en los recién nacidos.
Argentina: diagnóstico temprano y compromiso comunitario
En Santiago del Estero, una de las provincias argentinas más afectadas históricamente, el Centro de Enfermedad de Chagas y Patología Regional atiende a cientos de pacientes al mes, muchas de ellas mujeres embarazadas. Gracias a un programa sostenido y políticas nacionales, la prevalencia de la infección bajó del 30% al 4,5% en la provincia. En las maternidades públicas, el chagas congénito está controlado en un 85%, señala la infectóloga Sandra Seu.
Desde 2007, la ley nacional posiciona la prevención y el control del chagas como una prioridad sanitaria, lo que permitió integrar estrategias de trazabilidad médica en atención primaria. Sin embargo, los especialistas advierten sobre la fragilidad de estos logros ante recortes presupuestarios o cambios políticos.
Colombia: diversidad de vectores y soluciones adaptadas
A diferencia del Cono Sur, Colombia enfrenta cinco especies de vectores distintos, debido a la variedad de ecosistemas tropicales. Esta complejidad llevó a desarrollar una Ruta Integral de Atención en Salud Materno Perinatal, con énfasis en prevención y diagnóstico temprano en más de 595 municipios de riesgo.
Entre 2019 y 2024, el país logró aumentar de un 4,3% al 42,5% la cobertura de pruebas en gestantes. Clave para este avance fue la alianza con organizaciones como DNDI (Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas), que facilitó pruebas rápidas en zonas de difícil acceso, elevando en un 80% el inicio de tratamientos.
Tratamiento de la enfermedad de Chagas, en Bolivia
Más allá del diagnóstico: cultura, estigma y acceso
Expertos como Mariana Sanmartino (CONICET) subrayan que el chagas sigue siendo una enfermedad desatendida, estigmatizante y con profundas raíces socioculturales. El miedo al diagnóstico y la falta de información aún obstaculizan el acceso al tratamiento, especialmente en mujeres rurales y migrantes.
Historias como la de las hermanas Yate, originarias de Tolima (Colombia), reflejan las consecuencias de la falta de detección oportuna. "Tengo arritmias cardíacas. De repente estoy bien y luego el corazón palpita fuerte", dice María Antonia, una de las cinco hermanas infectadas. Su caso evidencia que el seguimiento a largo plazo es tan vital como el diagnóstico temprano.
¿Un futuro sin chagas congénito?
La OPS impulsa desde 2017 la estrategia ETMI PLUS, que busca eliminar la transmisión maternoinfantil de VIH, hepatitis B, sífilis y chagas. El objetivo: que el 90% de las gestantes sean testeadas y los recién nacidos tratados en caso de ser positivos. "Queremos una próxima generación libre de estas enfermedades", afirmó Marcos Espinal, director de Enfermedades Transmisibles del organismo.
Si bien la tasa de transmisión materna promedio en América Latina es de un 5%, países como Argentina y Colombia muestran que con voluntad política, innovación diagnóstica y educación comunitaria, la eliminación del chagas congénito es posible.
Conclusión:El chagas congénito representa hoy el mayor desafío para la erradicación del Trypanosoma cruzi en América Latina. Las experiencias de Argentina y Colombia prueban que el acceso temprano al diagnóstico, el tratamiento oportuno y las políticas públicas sostenidas son el camino. Sin embargo, los especialistas advierten: interrumpir los programas puede revertir los avances. La región tiene en sus manos la oportunidad de cambiar la historia de una enfermedad que ha marcado a generaciones.