Agricultura

Chicharrita del maíz: baja presencia en todo el país, pero los expertos piden no bajar la guardia

El último informe de la Red Nacional de Monitoreo confirma que la plaga está en retroceso en todas las regiones, aunque los especialistas advierten que el monitoreo sigue siendo clave.

El 27º informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, publicado el 1 de octubre de 2025, ofrece un respiro para el sector maicero argentino. Según los datos relevados en trampas cromáticas entre el 12 y el 27 de septiembre, la chicharrita del maíz se encuentra en franca retracción en todas las regiones productoras, incluyendo aquellas consideradas endémicas como el NOA y el NEA. El dato cobra aún mayor relevancia si se considera que, por las buenas condiciones de humedad y las perspectivas climáticas favorables, este año se adelantó la siembra temprana de maíz en gran parte del país.

Los registros muestran que en el NOA, la ausencia de Dalbulus maidis pasó del 24% al 33%, mientras que un 40% de las localidades relevadas reportó apenas la categoría mínima de 1 a 4 adultos por trampa. Esto significa que casi el 75% de la región endémica se encuentra en excelente condición. En el NEA, el panorama es igual de alentador: el 69% de las trampas no detectó presencia del vector y un 19% registró apenas capturas mínimas, lo que deja a casi el 80% de la zona con un escenario favorable.

La situación en el Litoral también es positiva: el 92% de las localidades no tuvo detecciones, y el 8% restante se ubicó en el nivel más bajo de capturas, incluso cuando el 62% de las localidades ya sembró maíz. En el Centro-Norte, el 84% de las localidades permaneció libre de chicharrita, y solo un 14% presentó capturas mínimas. Finalmente, en el Centro-Sur, la dinámica poblacional se mantuvo estable con un 97% sin presencia del vector, y el resto en la categoría más baja.

Estos datos son recibidos como un alivio por los productores, luego de campañas marcadas por la preocupación en torno al complejo del achaparramiento del maíz, una enfermedad transmitida por esta plaga monófaga que afecta el rendimiento y la calidad del cultivo. Sin embargo, los expertos remarcan que no se trata de un escenario para relajarse. "Es momento de monitorear más que nunca, tanto las trampas como los cultivos, para entender cómo la amplitud térmica de este período de transición estacional puede impactar en la dinámica poblacional", señalan desde la Red.

Uno de los principales riesgos está en los maíces guachos, que funcionan como un verdadero "puente verde" entre campañas y permiten la supervivencia de la plaga y sus patógenos. Por eso, en las áreas destinadas a siembras tardías, resulta crucial eliminarlos a tiempo y evitar que se transformen en reservorios que comprometan la próxima campaña.

La Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, creada en 2024 tras la fuerte irrupción del achaparramiento en distintas regiones, está coordinada por Maizar e integra a instituciones claves del sector como AAPPCE, Aapresid, CREA, INTA y la EEAOC, junto al Centro de Bioinvestigaciones de la UNNOBA-CICBA (Conicet). Su trabajo es clave no solo para medir la presencia de la chicharrita, sino también para evaluar el porcentaje de adultos infectados con Corn Stunt Spiroplasma (CSS), uno de los patógenos que más comprometen la sanidad del cultivo.

El mensaje central que se desprende del informe es claro: aunque la situación actual muestra un panorama favorable, los riesgos persisten y el único camino para sostener la competitividad del maíz argentino es la alerta temprana, el monitoreo constante y la gestión integrada de los cultivos. El desafío no es menor. Argentina compite con países como Brasil y Estados Unidos, que cuentan con sistemas de manejo más estables y, en algunos casos, con mayor inversión en biotecnología y agricultura digital. En este escenario, la capacidad de anticiparse a los brotes, eliminar reservorios de plagas y tomar decisiones oportunas de manejo será determinante para que el país mantenga su rol protagónico como exportador de maíz.

En definitiva, el retroceso de la chicharrita es una buena noticia, pero no alcanza para bajar la guardia. Si el campo argentino quiere capitalizar este alivio, debe redoblar esfuerzos en monitoreo, prevención y eliminación de maíces guachos, porque la experiencia de campañas anteriores demostró que esta plaga puede resurgir rápidamente. La competitividad de la Argentina en el mercado global del maíz dependerá, en buena medida, de que estos aprendizajes se traduzcan en acción concreta en cada lote.

Agrolatam.com
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