Chile

Chile busca diversificar sus exportaciones frutícolas ante la fuerte dependencia de China

El 90 % de las cerezas chilenas se envía al gigante asiático, pero el sector advierte la necesidad de recuperar presencia en Estados Unidos y Europa y explorar nuevos mercados.

La fruticultura chilena atraviesa un momento decisivo. Con la mayoría de sus envíos concentrados en China y un escenario global caracterizado por la sobreoferta, la competencia creciente y un consumidor cada vez más exigente, los exportadores reconocen que el modelo actual debe transformarse. Las cerezas, uvas y paltas están en el centro de esta transición.

"Hoy, cerca del 90 % de las cerezas chilenas se exporta a China, pero necesitamos reabrir el mercado europeo, recuperar al consumidor estadounidense y explorar otros destinos en Asia", señaló un dirigente del sector. Recordó que antes de la apertura del mercado chino, el 70 % de las cerezas chilenas llegaba a Estados Unidos y el 30 % a Europa. Sin embargo, volver a esos destinos no será fácil. "Reinsertarse en EE. UU. es costoso porque los programas desaparecieron y hay que reconstruir el interés del consumidor", explicó.

Para esta temporada de cerezas, el panorama es más alentador que el del año pasado. El hecho de que el Año Nuevo Chino se celebre el 22 de febrero permite escalonar envíos y evitar la saturación que se vivió en 2023, cuando llegaron a despacharse 23 millones de cajas en una sola semana. Además, la práctica de poda selectiva ha mejorado el tamaño y la condición de la fruta, factores esenciales para competir en Asia. "Las ventas serán buenas si enviamos fruta firme, con buen sabor y alto nivel de azúcar", indicó la fuente consultada.

El escenario de las uvas es más incierto. China ha incrementado notablemente su producción interna, especialmente de la variedad Shine Muscat, lo que genera presión sobre las uvas verdes tempranas de Chile y Perú. Los consumidores chinos "buscan sabor más que tamaño", lo que obliga a los productores a apostar por nuevas variedades más dulces y con mayor vida poscosecha. A esto se suma una tendencia cultural: en Asia, la fruta premium se considera un regalo, lo que ha impulsado un mercado sofisticado de repackaging con diseños exclusivos. Esta práctica obliga a los exportadores chilenos a repensar la presentación y el valor agregado de su oferta.

En el caso de la palta, la demanda asiática crece con fuerza, pero la rápida expansión de Perú ha generado sobreoferta, lo que presiona los precios y eleva las exigencias de calidad. En China, por ejemplo, se exige ahora un mínimo de 22 % de materia seca para asegurar mejor sabor y textura. "La gente come cada vez más palta en China, pero debemos garantizar que llegue en condiciones óptimas", advirtieron representantes de la industria.

La meta de los exportadores es clara: mantener la competitividad diversificando mercados, aumentando el consumo en EE. UU. y adaptándose a un Asia cada vez más sofisticada. Como resumen, el sector reconoce que la fruta chilena debe responder a lo que piden los consumidores: sabor, presentación y calidad.

Agrolatam.com
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