Chile

Chile sostiene el suministro de naranjas en Norteamérica tras cierre anticipado de la campaña en California

La temporada de naranjas Valencia en California concluyó antes de lo previsto y los compradores en EE.UU. recurren a las importaciones chilenas, que cubren el mercado hasta octubre. Los precios superan los 30 dólares por caja en un contexto marcado por aranceles y menor oferta.

El mercado citrícola de Norteamérica atraviesa semanas de fuerte ajuste tras el cierre anticipado de la temporada de naranjas Valencia en California. Ante esta situación, Chile se consolida como el principal proveedor externo, abasteciendo al mercado estadounidense en una ventana crítica que se extiende desde julio hasta finales de octubre.

Las importaciones de naranjas chilenas cumplen un papel central en garantizar el suministro de fruta fresca para contratos de retail, foodservice y jugo industrial. Este año, la presión sobre la oferta es aún mayor, ya que varios exportadores sudafricanos adelantaron sus envíos durante el verano boreal, reduciendo la duración de su participación en el mercado estadounidense.

De este modo, Chile queda en una posición estratégica, pues es el país que más estabilidad puede ofrecer en este período intermedio, antes de que en octubre comience la nueva temporada de naranjas navel en California.

La coyuntura comercial también está influenciada por las políticas arancelarias de Estados Unidos, que han generado ajustes en precios y disponibilidad de fruta en la costa Este. Para los exportadores chilenos, esto ha supuesto tanto un desafío como una oportunidad, ya que los compradores buscan alternativas confiables que compensen la salida temprana de la fruta californiana.

En términos de precios, la tendencia es claramente ascendente. Las cotizaciones, que en semanas previas estaban en niveles de 18 a 25 dólares por caja, ahora se sitúan en torno a los 30 dólares, y en algunos años han llegado hasta los 40 dólares. El mercado se mantiene firme gracias a la demanda sostenida y a la oferta limitada en este tramo de la campaña.

Para Chile, este escenario confirma la importancia de contar con una ventana comercial estratégica en el hemisferio norte. El país no solo abastece a EE.UU., sino que también consolida su presencia en Canadá y otros mercados que dependen de fruta fresca durante los meses en que la producción local es insuficiente.

El desafío, sin embargo, no es menor. El sector citrícola chileno enfrenta altos costos logísticos, variaciones en los tiempos de tránsito marítimo y la necesidad de asegurar calidad uniforme, en un mercado donde los compradores son cada vez más exigentes. A ello se suman factores productivos como el cambio climático, que puede afectar tanto el calibre como la condición de la fruta destinada a exportación.

A pesar de estas dificultades, la industria chilena ha logrado mantener su competitividad gracias a la diversificación varietal, la inversión en tecnología de postcosecha y el desarrollo de programas comerciales de largo plazo con importadores y distribuidores en Norteamérica.

La temporada actual también deja lecciones sobre la importancia de la coordinación internacional. Con California cerrando antes de lo previsto y Sudáfrica reduciendo su ventana, Chile se convirtió en el actor clave para sostener la continuidad del mercado norteamericano. Este rol refuerza la posición del país como proveedor confiable de cítricos en contraestación y subraya la relevancia de su capacidad de respuesta frente a las fluctuaciones de la oferta global.

De cara al cierre de octubre, las exportaciones chilenas continuarán marcando la pauta en un mercado caracterizado por precios elevados y un abastecimiento restringido. A partir de noviembre, la entrada de las naranjas navel californianas comenzará a normalizar la oferta, pero el protagonismo de Chile en este tramo reafirma su papel como socio estratégico para los consumidores de Norteamérica.

Agrolatam.com
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