Chile

Choapa resiste: la única provincia frutícola de Coquimbo que sobrevive a la crisis hídrica

Mientras gran parte de la región colapsa por falta de agua, Choapa mantiene en pie la fruticultura gracias a una combinación de infraestructura, gestión y clima.

La Región de Coquimbo atraviesa una de las sequías más prolongadas y severas de las últimas décadas. Sin embargo, una provincia resiste el embate climático y logra mantener viva su producción frutícola: Choapa. A diferencia de Elqui y Limarí, donde el colapso hídrico ha obligado a detener cultivos y cerrar packings, Choapa ha logrado sostener el riego y mantener sus huertos activos.

Según datos de la Junta de Vigilancia del Río Choapa, en la temporada 2023-2024 se logró entregar un volumen de 100 millones de metros cúbicos de agua a los agricultores, cifra similar a un año normal. Esto fue posible gracias a la operación del embalse El Bato, con una capacidad de 20 millones de m³, y a un sistema de distribución eficiente y controlado.

La existencia de un embalse funcional ha marcado la diferencia. En otras provincias, como Elqui y Limarí, la falta de infraestructura y las condiciones climáticas más áridas han provocado una crisis sin precedentes, con tranques secos, cortes de agua y frutales agonizantes.

Además, la menor densidad de cultivos, el uso racional del recurso y un trabajo sostenido en tecnificación del riego han hecho de Choapa un caso modelo, dentro de un escenario regional crítico.

Uva de mesa y cítricos: el corazón productivo que se mantiene

La fruticultura de Choapa se concentra en uva de mesa, cítricos y paltos, cultivos que han logrado sostener sus volúmenes de producción e incluso exportar durante el primer semestre de 2025. Según datos de ProChile y el SAG, los envíos de uva y mandarina desde Choapa representaron más del 80% del total regional.

Empresas exportadoras y agricultores destacan que la continuidad productiva no solo garantiza empleo en temporada, sino también la supervivencia de comunidades completas, donde la actividad frutícola es el eje económico.

El resto de la región: frutales abandonados y reconversión forzada

En contraste, la situación en Elqui y Limarí es alarmante. Las asociaciones de regantes advierten que, en algunos sectores, el agua simplemente no alcanzará para sostener cultivos de largo plazo. En comunas como Ovalle, Monte Patria y Vicuña, los packing frutícolas operan a menos del 20% de su capacidad, y cientos de hectáreas han sido abandonadas o arrancadas.

Productores y exportadores alertan que de continuar este escenario sin medidas estructurales, la fruticultura en estas provincias podría extinguirse en pocos años.

El llamado de los agricultores: urgencia por inversión y políticas de Estado

El presidente de la Sociedad Agrícola del Norte (SAN), Antonio Walker Prieto, advirtió que la situación exige respuestas urgentes del Estado. "Choapa demuestra que, con infraestructura y gestión, es posible producir incluso en condiciones difíciles. Pero necesitamos embalses, tecnificación masiva y una política hídrica regional clara para evitar un colapso total", afirmó.

Desde los gremios frutícolas exigen acelerar obras de infraestructura como los embalses Murallas Viejas y Valle Hermoso, así como incentivar sistemas de recarga artificial de acuíferos y mayor coordinación entre instituciones.

Adaptarse o desaparecer: un modelo en tensión

La experiencia de Choapa refleja que es posible adaptarse a escenarios extremos, pero también evidencia la fragilidad estructural del modelo frutícola chileno en zonas áridas. Mientras esta provincia logra resistir por ahora, el resto de Coquimbo muestra los límites de una matriz productiva altamente dependiente del agua y sin resiliencia climática.

Especialistas advierten que, sin cambios de fondo, la fruticultura regional podría volverse inviable, obligando a miles de agricultores a abandonar sus tierras o reconvertirse a cultivos de secano.

Agrolatam.com
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