Clima octubre-diciembre: el agro espera lluvias escasas en el Litoral y más calor en el centro del país
El SMN anticipa menos lluvias en zonas clave del Litoral y temperaturas más altas en la región central, factores que podrían condicionar la campaña agrícola.
El Servicio Meteorológico Nacional difundió el pronóstico trimestral y anticipa un escenario de lluvias por debajo de lo normal en parte del Litoral y el norte de la Patagonia, mientras que se prevé un aumento de las temperaturas en la región central. El agro argentino mira con atención cómo impactará en la campaña de fin de año.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) publicó su pronóstico climático trimestral para el período octubre-noviembre-diciembre 2025, clave para la campaña agrícola argentina. Según el informe, en un contexto de condiciones neutrales del ENOS (El Niño-Oscilación del Sur), el trimestre estará marcado por precipitaciones inferiores a lo normal en zonas productivas del Litoral y el norte de la Patagonia, mientras que el NOA registraría lluvias superiores a la media.
En cuanto a las temperaturas, el SMN anticipa que serán superiores a lo normal en gran parte del centro del país, con mayor probabilidad en Córdoba, este de San Luis y oeste de Santa Fe. Esto podría agravar el estrés hídrico en zonas sojeras y maiceras justo en la etapa de siembra y desarrollo inicial de cultivos. El norte, en cambio, mantendría un régimen normal, mientras que la Patagonia también presentaría una tendencia a temperaturas más altas de lo habitual.
El informe oficial destaca que estos pronósticos deben entenderse como una tendencia promedio del trimestre y no descartan la ocurrencia de eventos puntuales de lluvias intensas o períodos secos. Por eso, recomiendan seguir de cerca los pronósticos diarios y semanales y el sistema de alerta temprana, fundamentales para la planificación agrícola y la toma de decisiones en la logística de cosecha y siembra.
Para el agro, el panorama abre un escenario de riesgo climático: menos agua en el Litoral y calor en la zona núcleo implican mayores costos para sostener rindes competitivos en soja y maíz, mientras que el NOA podría beneficiarse de una campaña más húmeda. En la práctica, estos pronósticos vuelven a poner sobre la mesa la necesidad de gestión del riesgo climático, inversión en sistemas de riego, y políticas públicas que acompañen a los productores frente a una mayor variabilidad.