Colombia logra su mejor cosecha de café en tres décadas, pero anticipa menor producción en 2025/26
El país cerró el ciclo 2024/25 con 14,87 millones de sacos, un aumento interanual del 17 %. La Federación Nacional de Cafeteros advierte que las lluvias y la fatiga de los cultivos reducirán los volúmenes en el próximo ciclo.
Colombia completó su mejor año cafetero en más de tres décadas, impulsado por un clima favorable y los efectos positivos de la renovación de cafetales. Entre octubre de 2024 y septiembre de 2025, la producción nacional alcanzó 14,87 millones de sacos de 60 kilos, un crecimiento del 17 % interanual, según datos de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).
El volumen superó la proyección oficial de 14 millones de sacos y confirma el repunte de la caficultura colombiana tras varios años de rendimientos irregulares por exceso de lluvias y variabilidad climática. Sin embargo, el sector entra en una nueva fase marcada por ajustes fisiológicos en las plantas y exceso de humedad, que podrían afectar la floración del próximo ciclo.
El gerente general de la FNC, Germán Bahamón, señaló que el ciclo cafetero 2025/26 presentará una disminución natural en la producción. "La respuesta fisiológica del árbol y las lluvias registradas en el primer semestre nos hacen proyectar un año de menor rendimiento", explicó el directivo en su cuenta oficial de X.
Actualmente, Colombia cuenta con 840.000 hectáreas de café distribuidas en más de 540.000 familias productoras, consolidando al país como el tercer productor mundial detrás de Brasil y Vietnam y el principal proveedor global de arábica lavado.
Récord exportador y alerta por exceso de lluvias
La producción mensual de septiembre fue de 1,14 millones de sacos, un 7 % superior al mismo mes del año anterior, aunque por debajo de los 1,24 millones registrados en agosto. En el acumulado, la estabilidad climática y la renovación de cafetales permitieron mayores rendimientos por hectárea y mayor uniformidad de cosecha.
Las exportaciones también mostraron un comportamiento positivo: en septiembre se embarcaron 1,06 millones de sacos, un 6 % más que en el mismo mes de 2024. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre enero y agosto el valor de las exportaciones cafeteras creció 79,7 % interanual, alcanzando US$ 3.670 millones, impulsado por los altos precios internacionales del arábica.
El mercado ha respondido favorablemente a la mejora de la calidad y consistencia del café colombiano, en un contexto global dominado por la volatilidad climática en Brasil y la caída de producción en Centroamérica. No obstante, los técnicos advierten que el exceso de lluvias podría alterar la floración del ciclo entrante, reduciendo el número de frutos por planta.
De acuerdo con el monitoreo agroclimático de la FNC, varias regiones de Antioquia, Huila, Tolima y Caldas presentan niveles de humedad por encima del promedio, lo que incrementa el riesgo de enfermedades fungosas y retrasa la recolección de las cosechas intermedias.
La federación mantiene su estrategia de renovación progresiva de cafetales -con variedades más resistentes a la roya y de mayor productividad-, además de promover programas de asistencia técnica, fertilización y manejo de sombra para mitigar los efectos del exceso hídrico.
En el plano económico, los buenos precios internacionales y la depreciación del peso colombiano generaron una mejora sustancial en los ingresos de las familias caficultoras. Sin embargo, la disminución esperada para 2025/26 podría tensionar las cuentas del sector si los precios internacionales se corrigen a la baja o si persisten los altos costos de insumos agrícolas.
La tendencia de mediano plazo muestra que, aun con una posible reducción de la producción, Colombia mantiene un nivel de sostenibilidad estructural basado en renovación genética, calidad diferenciada y trazabilidad. Estos factores seguirán siendo clave para sostener la competitividad frente a Brasil y Vietnam, los otros dos gigantes del mercado global.
El cierre del ciclo 2024/25 representa, en síntesis, una etapa de consolidación para la caficultura nacional: una producción histórica, exportaciones dinámicas y precios en máximos, pero con un nuevo desafío en el horizonte. El 2025/26 pondrá a prueba la capacidad del sector para equilibrar la productividad con las variables climáticas, en un contexto de mercados más exigentes y sensibles a la oferta regional.