Dólar oficial sube: la presión cambiaria golpea a maquinaria, semillas y ganadería
El salto cambiario volvió a sacudir al campo argentino: insumos más caros, negocios en pausa y una pregunta clave sobre la competitividad regional.
El mercado cambiario argentino atraviesa días de máxima tensión. En la última rueda, el dólar oficial trepó a $1.470, mientras que en el Banco Nación el minorista se ubicó en $1.480, su nuevo máximo nominal. El Banco Central salió a intervenir con una fuerte postura vendedora, inyectando alrededor de 100.000 millones de pesos para intentar contener la presión, aunque los futuros ya anticipan un escenario más complejo hacia octubre.
Esta dinámica no es solo un tema financiero: golpea de lleno a la agroindustria, que necesita previsibilidad para planificar la campaña. Los fertilizantes y agroquímicos, en gran parte importados, se encarecen con cada salto del dólar. Lo mismo ocurre con la maquinaria agrícola, donde los precios dolarizados frenan la renovación tecnológica y ponen en suspenso decisiones de inversión claves para mantener la competitividad.
En la ganadería la presión también es evidente. Los balanceados y suplementos para el ganado, atados a granos cuyo valor se ajusta al tipo de cambio, aumentan en forma constante, encareciendo la producción cárnica en un momento en que la Argentina disputa mercados estratégicos con sus vecinos.
La situación se agrava con la brecha cambiaria y las retenciones, que achican la rentabilidad de los productores. Mientras el oficial se ubica en $1.470, los paralelos ya marcan precios por encima de esa referencia: el MEP en $1.471,90, el CCL en $1.483,13 y el blue en $1.455. Esta disparidad complica aún más la competitividad frente a países como Brasil y Uruguay, que avanzan con mayor previsibilidad cambiaria y políticas más estables para su sector agroexportador.
En este tablero, la escalada del dólar no es solo un indicador de la coyuntura económica: es un golpe directo a la producción agrícola, ganadera e industrial argentina, que enfrenta mayores costos, márgenes reducidos y una creciente dificultad para competir en el mercado global.