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Dólar y agro: la devaluación reacomoda el tablero, pero no todos salen ganando

La última suba del dólar oficial mejoró el tipo de cambio real y encendió el debate sobre la competitividad del agro argentino. Mientras la soja se beneficia, otros sectores del comercio exterior y los importadores muestran una foto más gris.

La consultora Quantum, dirigida por Daniel Marx, analizó el efecto de la suba del dólar de julio sobre la economía argentina. El tipo de cambio real multilateral (TCRM) se depreció 19% en lo que va de 2025, con mejoras puntuales contra socios clave: 26% frente al real brasileño y 10% frente al dólar estadounidense.

El informe subraya que "la mayor parte del movimiento en el multilateral se verificó en julio-agosto, con una devaluación real del 9%". Pero la foto es distinta si se mira cada sector.

El agro: el gran ganador de corto plazo

El dato más relevante para el campo es que el exportador de soja (con retenciones y dólar blend) ganó un 15% de competitividad cambiaria en el período. En otras palabras: la mejora del dólar oficial, sumada a la eliminación de impuestos, licuó costos y reforzó márgenes.

BCRA

También los exportadores de bienes sin retenciones mostraron un pequeño alivio, aunque más acotado: apenas un 4% de ganancia en competitividad.

Los que pierden: servicios e importadores

En contraste, los exportadores de servicios profesionales, que liquidan por el contado con liquidación (CCL), sufrieron una pérdida de 7% de competitividad. El salto del oficial no se tradujo en una ventaja para ellos, al contrario: la brecha los dejó peor parados.

En el caso de los importadores, la eliminación del impuesto PAÍS prácticamente compensó la depreciación del tipo de cambio, con una variación real de apenas 1%.

Competitividad desigual, desafíos compartidos

El estudio de Quantum concluye que estas mejoras son heterogéneas y dependen no solo del tipo de cambio, sino también de la carga impositiva y la estructura de costos locales.

Para la Argentina agroexportadora, la noticia es positiva en el corto plazo: la soja y otros complejos con retenciones encuentran un respiro. Pero la pregunta de fondo sigue siendo la misma: ¿alcanza con la devaluación para sostener la competitividad frente a Brasil, Uruguay o Paraguay, que juegan con reglas más claras y menor presión impositiva?

La respuesta parece ser que no: sin mejoras en infraestructura, logística y estabilidad macro, la ganancia actual puede diluirse tan rápido como llegó.

Agrolatam.com
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