La industria camaronera de Ecuador se reorganiza para proteger su productividad ante múltiples amenazas
El sector impulsa alianzas público-privadas para enfrentar robos, inseguridad, alto costo energético y riesgo sanitario.
Ante el aumento de la inseguridad, el encarecimiento de la electricidad y la amenaza de enfermedades que podrían comprometer la producción, la industria camaronera de Ecuador está reforzando su estrategia a través de nuevas alianzas con el sector público. El objetivo: salvaguardar su posición como el mayor exportador mundial de camarón.
Representantes del sector privado se reunieron recientemente con funcionarios del gobierno nacional para discutir la construcción de una agenda común que permita blindar la productividad de esta actividad clave para la economía ecuatoriana. En 2024, las exportaciones de camarón superaron los USD 7.000 millones, siendo China, Estados Unidos y la Unión Europea los principales destinos.
Seguridad: el talón de Aquiles de las camaroneras
Uno de los principales reclamos de los empresarios camaroneros es el aumento de los asaltos y robos en las fincas de producción, muchas de ellas ubicadas en zonas rurales de difícil acceso. El crimen organizado ha identificado al camarón como un producto rentable, fácil de robar y de introducir en mercados ilegales.
Desde la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), aseguran que las pérdidas por robos superan los USD 80 millones anuales, cifra que se ha triplicado en los últimos cinco años. A esto se suma el costo creciente de contratar seguridad privada, que afecta la rentabilidad especialmente de los medianos y pequeños productores.
El gremio propone una mayor presencia militar y policial en zonas camaroneras, así como sistemas de vigilancia satelital, trazabilidad y control de rutas logísticas, lo que requerirá coordinación directa con el Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas.
Otro de los puntos críticos abordados en la reunión fue el alto costo de la energía eléctrica, que representa un componente significativo en las fases de bombeo, aireación y procesamiento.
Ecuador tiene una de las tarifas industriales más altas de la región, lo que pone en desventaja a los productores frente a competidores como India, Vietnam o Indonesia. La CNA propone crear un esquema diferenciado de tarifas para el sector acuícola, especialmente en zonas aisladas donde no hay acceso a redes eficientes.
También se plantea una transición gradual hacia energías renovables, como paneles solares y sistemas híbridos, para reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar la sostenibilidad del sector.
Sanidad animal y bioseguridad: un frente vital
El tercer eje crítico en la agenda público-privada es el fortalecimiento de los controles sanitarios y la bioseguridad en las fincas camaroneras. Aunque Ecuador ha sido modelo en trazabilidad y manejo sanitario, la amenaza latente de enfermedades como la mancha blanca o el virus de la mortalidad temprana sigue presente.
En este punto, la industria busca mayor inversión estatal en laboratorios de diagnóstico, investigación y monitoreo de patógenos emergentes. También se propuso una mayor colaboración entre el Instituto Nacional de Pesca, la Subsecretaría de Acuacultura y los centros de investigación universitarios.
Los productores advirtieron que un brote masivo podría tener consecuencias similares a las vividas por países vecinos, que han visto caer su producción hasta en un 50% tras episodios epidémicos.
Sostenibilidad, empleo y futuro
La camaronicultura representa cerca del 3% del PIB ecuatoriano y da empleo directo e indirecto a más de 250.000 personas. Además de su importancia económica, tiene un peso social clave en provincias como Guayas, El Oro, Manabí y Esmeraldas.
Las autoridades reconocieron que el Estado debe ser un socio activo en la protección de este sector estratégico. El viceministro de Producción y Comercio Exterior, durante el encuentro, se comprometió a crear una mesa técnica permanente con la CNA y actores clave del sector, para canalizar propuestas y diseñar políticas específicas.
Ecuador no puede darse el lujo de poner en riesgo a su industria estrella. En un contexto internacional competitivo y con múltiples amenazas internas, el modelo de alianzas público-privadas se perfila como la vía más efectiva para preservar la productividad, competitividad y sostenibilidad de la camaronicultura nacional.
Con un enfoque integral que aborde seguridad, energía y sanidad animal, el sector apuesta por modernizarse sin perder de vista su compromiso con las comunidades y el ambiente.