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EE.UU. negocia enviar su soja a la Argentina: una oportunidad inesperada para el polo aceitero rosarino

Washington busca nuevos destinos para su soja y la Argentina podría convertirse en socio industrial para procesarla. El acuerdo comercial en negociación abriría una ventana para el complejo aceitero nacional.

La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, confirmó en Washington que su país mantiene conversaciones con naciones sudamericanas para colocar la soja que no puede vender a China, producto de la guerra comercial que el gobierno de Donald Trump sostiene con el gigante asiático. El anuncio llega en simultáneo con la negociación de un acuerdo comercial integral entre la Argentina y Estados Unidos, que incluiría reducciones arancelarias para distintos productos -entre ellos acero, aluminio y granos- y que se lleva adelante bajo estricta confidencialidad.

"Estamos abriendo nuevos mercados para no depender tanto de países como China", señaló Rollins a periodistas en la Casa Blanca, sin precisar qué naciones formarían parte de la estrategia. Según fuentes diplomáticas, la negociación bilateral entre Buenos Aires y Washington podría concretarse en los próximos días y marcaría un cambio significativo en la dinámica comercial del agro argentino.

La Argentina es uno de los principales procesadores de soja del mundo, pero su capacidad industrial está subutilizada. Las plantas aceiteras del Gran Rosario tienen una capacidad de molienda de entre 55 y 60 millones de toneladas anuales, aunque hoy solo se utiliza la mitad. En los últimos años, las fábricas recurrieron a importar soja paraguaya para mantener la actividad, pero el volumen no alcanza para cubrir el potencial instalado. Por eso, la posibilidad de procesar soja estadounidense -que hoy enfrenta barreras para ingresar al mercado chino- aparece como una oportunidad de "win-win": Estados Unidos canaliza su excedente y la Argentina agrega valor industrializando y exportando subproductos como harina y aceite de soja.

La guerra comercial entre Washington y Pekín reconfiguró los flujos del comercio agrícola mundial. Mientras los productores estadounidenses sufren pérdidas y reclaman compensaciones, Argentina y Brasil incrementaron sus ventas a China, ganando espacio en un mercado clave. Paradójicamente, ahora Estados Unidos podría enviar su soja al sur del continente para que sea procesada y exportada, incluso al propio mercado asiático, bajo otras condiciones comerciales.

Para los analistas del sector, Argentina podría funcionar como una "plataforma industrial" de Estados Unidos, aprovechando su infraestructura, su know-how tecnológico y una capacidad de procesamiento que hoy está ociosa. En cambio, Brasil no dispone de margen adicional, ya que su industria aceitera trabaja al límite, lo que deja al país con sede en el Gran Rosario como el único jugador regional capaz de absorber soja extranjera.

Los especialistas advierten que la clave estará en definir los destinos finales de la harina y el aceite que podrían generarse a partir de esa materia prima estadounidense. "Si EE.UU. canaliza su soja para que se procese en Argentina y luego la exporta como subproducto, sería una jugada de agregado de valor que beneficia a ambos países", señalaron desde el sector aceitero.

Un eventual acuerdo entre Buenos Aires y Washington podría reactivar la molienda nacional y generar divisas por exportaciones industriales, revitalizando el polo aceitero rosarino y reposicionando a la Argentina como un actor central en el comercio global de derivados de soja. En plena disputa entre las dos mayores potencias, el campo argentino podría encontrar en esta movida una nueva oportunidad para volver a jugar fuerte en el tablero internacional.

Agrolatam.com
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