Azucareros de El Salvador confían en superar las 700.000 toneladas en la próxima zafra
Tras una caída del 9 % en 2024-2025, el gremio prevé una recuperación en el ciclo 2025-2026 con mejores lluvias y un repunte en los ingenios.
La Asociación Azucarera de El Salvador se prepara para una nueva zafra con expectativas de recuperación. El sector proyecta alcanzar entre 700.000 y 720.000 toneladas métricas de azúcar en el ciclo 2025-2026, después de que la última temporada dejara una merma del 9 % en la producción.
El director ejecutivo de la gremial, Julio César Arroyo, explicó que la reducción registrada en 2024-2025 estuvo vinculada tanto a la disminución de áreas de cultivo como al bajo rendimiento agrícola, factores que se intensificaron por condiciones climáticas adversas. "Ambas situaciones provocaron que la producción por hectárea bajara y que los ingenios no alcanzaran los niveles esperados", señaló.
En la zafra pasada se cortaron 6 millones de toneladas de caña, lo que resultó en menos de 700.000 toneladas de azúcar, un retroceso del 9 % respecto al ciclo anterior. El inicio se vio retrasado debido al exceso de humedad en los suelos, que impidió la entrada de maquinaria a los cañaverales.
Este año, en cambio, los productores ven un panorama más favorable. Según Arroyo, la distribución de las lluvias ha sido "bastante uniforme", lo que permite anticipar un invierno beneficioso para el cultivo. Con ello, la nueva zafra podría comenzar a finales de noviembre o inicios de diciembre en mejores condiciones.
Optimismo para la nueva temporada
Con una proyección de hasta 720.000 toneladas, el sector busca recuperar lo perdido y mejorar la eficiencia en campo e ingenios. "Estamos optimistas y listos para comenzar la nueva fase", sostuvo Arroyo, confiado en que los rendimientos por hectárea también repunten.
Más allá de la producción, la gremial mantiene la atención puesta en el mercado internacional, donde factores externos como aranceles y demanda juegan un papel determinante.
Uno de los temas que preocupa es la imposición de un arancel del 10 % a las exportaciones salvadoreñas de azúcar hacia Estados Unidos, medida aplicada por la administración de Donald Trump. Si bien afecta a varios países por igual, golpea a un sector que ya enfrenta presiones productivas.
"Afortunadamente nos impacta menos que a grandes exportadores como Brasil, y seguiremos cumpliendo con nuestras cuotas y compromisos con el mercado estadounidense", aseguró Arroyo. No obstante, reconoció que los efectos en números serán más visibles en la cosecha 2025-2026.
La reducción de la última producción ya significó entre 30 y 40 millones de dólares menos en exportaciones. El Banco Central de Reserva (BCR) confirmó que entre enero y agosto de 2025 se exportaron 316,8 millones de kilogramos de azúcar, por un valor de 153,2 millones de dólares, lo que representa una caída del 11,4 % frente al año anterior.
Impacto económico y social
Más allá de las cifras, la agroindustria azucarera continúa siendo un motor de la economía nacional. El presidente de la Fundación del Azúcar de El Salvador (Fundazúcar), Tomás Regalado Papini, recordó que el sector genera más de 50.000 empleos y aporta alrededor del 2,3 % del PIB salvadoreño.
Regalado subrayó que uno de los mayores retos está en la adaptación al cambio climático. Las variaciones en lluvias, temperaturas y plagas representan riesgos crecientes para el cultivo de caña, por lo que insistió en la necesidad de reforzar las estrategias de mitigación y de resiliencia.
Con una zafra que se aproxima y un panorama climático más alentador, el sector azucarero de El Salvador se propone no solo recuperar el terreno perdido, sino también consolidar su rol en los mercados internacionales. La expectativa es que los ingenios logren un mejor desempeño industrial y que los productores aprovechen las condiciones para elevar los rendimientos por hectárea.
El desafío, como cada año, será equilibrar factores internos y externos: desde la productividad de los cañaverales hasta las reglas de comercio internacional. Con todo, el optimismo del gremio y la experiencia acumulada permiten proyectar que el ciclo 2025-2026 marcará un punto de recuperación para la agroindustria azucarera salvadoreña.