El Salvador

El Salvador enfrenta altos costos de insumos agrícolas por la guerra en Ucrania

Productores reportan que los precios de fertilizantes y abonos se mantienen elevados, lo que afecta la producción nacional y aumenta la dependencia de importaciones.

La invasión rusa a Ucrania, ocurrida en 2022, sigue teniendo efectos en la agricultura de El Salvador, particularmente en el precio de los insumos básicos para la producción. Fertilizantes, fórmulas, sulfatos y urea continúan registrando costos elevados, lo que repercute en las proyecciones de cosecha y en la capacidad del país de cubrir su propia demanda de granos básicos.

De acuerdo con la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), en 2021 los agricultores destinaban en promedio $485 por manzana en la compra de insumos. Tras el estallido del conflicto, los precios se dispararon: en 2022 subieron a $823 y actualmente rondan entre $655 y $670, lo que significa que en cinco años los productores pagan entre 35% y 38% más.

Luis Treminio, presidente de la gremial, explicó que el aumento no solo responde a la escasez mundial derivada de la guerra, sino también a factores logísticos. "El costo de movilización en el mar incrementó, impactando directamente en el precio final de los abonos", señaló en una entrevista reciente.

El alza en los insumos, junto con la falta de mano de obra, el impacto del cambio climático y políticas públicas que los productores consideran insuficientes, ha provocado que el país dependa cada vez más de importaciones para suplir el déficit interno. Campo estima que durante el ciclo 2025-2026 El Salvador producirá apenas 19,1 millones de quintales de maíz, frijoles, sorgo y arroz, cuando el consumo nacional es de unos 25 millones de quintales. La brecha de 5,8 millones de quintales deberá cubrirse con importaciones.

Los datos oficiales confirman la tendencia. Según el Banco Central de Reserva (BCR), entre enero y agosto de 2025 el país compró 163,5 millones de kilogramos de abonos, un 4,2% menos que en el mismo período de 2024. El gasto también cayó de $64,2 millones a $57,8 millones, lo que representa una baja del 10% en términos monetarios. Sin embargo, la reducción en volumen no refleja un alivio real: el precio por kilogramo de abono pasó de $2,65 en 2024 a $2,83 en 2025, confirmando que el encarecimiento persiste.

El incremento de costos se da en un contexto donde Rusia sigue siendo uno de los mayores productores de fertilizantes del mundo. La guerra ha afectado su capacidad de exportación y, en paralelo, ha encarecido la energía y el transporte internacional, factores que inciden directamente en los precios de estos insumos estratégicos para la agricultura.

Los gremios agropecuarios insisten en que la falta de un plan sólido de apoyo al sector profundiza el problema. Aseguran que los altos costos desalientan a muchos agricultores a sembrar y que el déficit productivo se agrava año tras año. "No es que los productores no quieran trabajar; es que el entorno económico y la falta de medidas claras hacen cada vez más difícil mantener la rentabilidad", advirtió Treminio.

La situación es especialmente crítica para los pequeños y medianos agricultores, que representan la base de la producción de granos básicos en el país. Para ellos, el aumento en los costos no se compensa con un incremento proporcional en los precios de venta, lo que erosiona sus márgenes y amenaza la seguridad alimentaria nacional.

En este escenario, El Salvador se enfrenta a un doble desafío: sostener la producción local en condiciones adversas y garantizar el acceso a alimentos básicos para la población. El impacto de la guerra en Ucrania, sumado a factores internos, deja en evidencia la vulnerabilidad del país frente a crisis internacionales y la necesidad urgente de estrategias de apoyo y políticas agrícolas más robustas que reduzcan la dependencia externa.

Agrolatam.com
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