¿Más allá de Europa? Las peras latinoamericanas buscan afianzarse en nuevos destinos del Caribe y Centroamérica
Con exportaciones en descenso hacia Europa, los productores latinoamericanos de pera están reorientando su estrategia hacia mercados cercanos, donde el consumo aún tiene margen de crecimiento.
Latinoamérica redirige su estrategia de exportación de peras ante caída de demanda europea
La industria de la pera en América Latina está viviendo una transición clave. Ante un mercado europeo saturado y con menor dinamismo, países productores como Argentina y Chile exploran oportunidades en el Caribe, América Central y algunas plazas sudamericanas, donde la competencia es menor y la demanda aún puede crecer.
Según datos analizados por el portal especializado EastFruit, las exportaciones de peras latinoamericanas han disminuido un 30% en los últimos cinco años. Sin embargo, el volumen total enviado sigue siendo significativo, con cerca de 280 mil toneladas anuales, cifra que aún posiciona a la región como uno de los principales exportadores mundiales.
Uno de los grandes desafíos actuales es la falta de diversidad de destinos. Más del 90% de las peras enviadas por América Latina tienen como destino Europa y Rusia, mercados donde los márgenes han disminuido y los costos logísticos y regulatorios se han elevado. Frente a este panorama, exportadores comienzan a mirar más cerca: países del Caribe, América Central y Sudamérica como Colombia, Brasil y República Dominicana se perfilan como nuevos polos de consumo emergente.
Argentina, principal proveedor de peras en la región, ha comenzado a diversificar rutas comerciales, buscando minimizar riesgos y lograr mayor estabilidad. En paralelo, Brasil y México muestran señales de crecimiento en su demanda interna, lo que también está reconfigurando las dinámicas del comercio regional.
A diferencia de Europa, donde el consumo per cápita está estancado, el Caribe y Centroamérica representan un terreno fértil, con cadenas de supermercados en expansión, hábitos de consumo en transformación y una creciente preferencia por productos frescos importados.
Los expertos señalan que el éxito de esta reorientación dependerá de la logística, la adaptación a regulaciones fitosanitarias y la capacidad de competir con otras frutas más tradicionales en esos mercados, como las bananas, mangos o manzanas.
En este contexto, el sector frutícola latinoamericano enfrenta el desafío de reinventarse, apostando por la proximidad geográfica y el crecimiento potencial de mercados no tradicionales, que hasta ahora habían sido secundarios.