Fedeagro alerta sobre la reducción de tierras sembradas en Venezuela
La Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Venezuela (Fedeagro) ha expresado su preocupación por la disminución de áreas cultivadas, lo que podría afectar la producción de alimentos en el país.
La Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Venezuela (Fedeagro) ha lanzado una alarma sobre la tendencia negativa en la extensión de tierras sembradas durante los últimos años, un fenómeno que pone en riesgo la seguridad alimentaria nacional y la autosuficiencia productiva. Según datos proporcionados por la federación, se ha registrado una reducción significativa en hectáreas destinadas a cultivos básicos como maíz, arroz, sorgo y legumbres.
Este descenso obedece a múltiples factores estructurales. En primer lugar, la escasez y encarecimiento de insumos agrícolas como fertilizantes, semillas certificadas y agroquímicos ha dificultado la preparación y mantenimiento de las tierras cultivables. En segundo término, el deterioro y la falta de mantenimiento de la infraestructura rural, especialmente sistemas de riego, caminos y silos, complican las labores agrícolas y encarecen los costos de producción.
A esto se suma la limitada disponibilidad de financiamiento accesible y oportuno, que ha restringido la capacidad de los productores para renovar maquinarias, adoptar tecnologías modernas o contratar mano de obra especializada. La migración de trabajadores rurales y la falta de programas de capacitación también contribuyen a esta caída en la actividad agrícola.
Fedeagro ha solicitado al gobierno venezolano que diseñe y ejecute políticas públicas específicas para revertir esta situación, incluyendo planes de recuperación de tierras degradadas, subsidios focalizados y el fortalecimiento de las redes de extensión agrícola. Asimismo, la federación enfatiza la necesidad de promover la asociatividad entre pequeños y medianos productores para mejorar la eficiencia productiva y el acceso a mercados.
El sector agrícola enfrenta una encrucijada que requiere acciones urgentes para evitar que la disminución de tierras sembradas se traduzca en un incremento de las importaciones alimentarias, con el consecuente impacto negativo en la economía y en la seguridad alimentaria del país.