Agricultura

Fertilizantes en América Latina: Retos, tendencias y oportunidades hacia una nutrición sostenible de suelos

El uso de fertilizantes agrícolas en América Latina está redefiniendo las estrategias de nutrición vegetal frente a desafíos globales de precios, sostenibilidad y dependencia externa.

El uso de fertilizantes en América Latina atraviesa un punto de inflexión. El aumento de precios, la dependencia de importaciones y la necesidad de sostenibilidad están reconfigurando las estrategias de nutrición vegetal. Esta nota técnica analiza datos recientes, desafíos estructurales y nuevas tecnologías que marcan el futuro del sector en la región.

América Latina representa aproximadamente el 8% del consumo global de fertilizantes, siendo Brasil, Argentina y México los principales demandantes. Los fertilizantes nitrogenados (urea, nitrato de amonio) y fosfatados (superfosfato, MAP) lideran el mercado regional, aunque crece el uso de productos especializados y orgánicos. Según datos de la FAO y el BID, entre 2021 y 2023 el volumen total importado de fertilizantes en la región aumentó solo un 4%, mientras que el valor de esas importaciones se disparó más de un 130%, revelando una vulnerabilidad crítica a la volatilidad del mercado global.

Más del 75% de los fertilizantes utilizados en América Latina son importados. La región depende de proveedores como Rusia, China, Canadá y EE. UU., lo que la expone a interrupciones logísticas, conflictos geopolíticos y barreras comerciales. La guerra en Ucrania y las restricciones a las exportaciones de insumos fertilizantes impuestas por varios países desde 2022 exacerbaron los problemas de acceso y costos. Esta situación impulsó a varios gobiernos a explorar estrategias de producción local o regional, aunque con capacidad limitada en la mayoría de los casos.

Frente a este escenario, crece la adopción de fertilizantes especiales (liberación controlada, solubles, foliares) y biofertilizantes. Estos productos, si bien representan menos del 15% del mercado, tienen una fuerte proyección de crecimiento por su eficiencia y menor impacto ambiental. Empresas como Unibaio en Argentina desarrollan bioinsumos encapsulados que mejoran la absorción de nutrientes y se ajustan a estándares internacionales de sustentabilidad y trazabilidad. Al mismo tiempo, el uso de plataformas de agricultura digital permite realizar diagnósticos precisos de suelos y necesidades nutricionales, optimizando el uso de insumos.

El uso intensivo de fertilizantes químicos plantea desafíos ambientales: eutrofización, salinización y pérdida de biodiversidad microbiana. Ante ello, se intensifican los esfuerzos por implementar prácticas regenerativas, como la rotación de cultivos, incorporación de abonos verdes y compostaje. Países como México y Brasil han comenzado a diseñar marcos regulatorios para la certificación de biofertilizantes y el control del impacto ambiental de los insumos sintéticos. A nivel regional, organismos como el IICA y la FAO promueven la eficiencia del uso de nutrientes (EUN) y el enfoque 4R: fuente correcta, dosis correcta, momento correcto y lugar correcto.

La región enfrenta el desafío de aumentar la productividad agrícola sin comprometer la salud del suelo ni depender excesivamente de insumos importados. La tecnificación, los incentivos verdes y la cooperación regional serán clave para desarrollar capacidades locales de producción, mejorar la logística y avanzar hacia una nutrición vegetal más sostenible. El BID y otros organismos multilaterales impulsan líneas de crédito para la innovación en fertilizantes y la adopción de buenas prácticas.

Agrolatam.com
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