La siembra de trigo dispara la demanda de fertilizantes y entusiasma al Gobierno
El consumo de fertilizantes subió 12.500 toneladas en el primer semestre, traccionado por la siembra de trigo. Para el Gobierno, es señal de mayor confianza del productor.
El Gobierno salió a festejar un dato que le da aire al sector: la mayor demanda de fertilizantes, un insumo estratégico para mejorar los rendimientos y la calidad del trigo. Según datos oficiales, en el primer semestre del año se consumieron 12.500 toneladas más que en el mismo período de 2024, en línea con una campaña de 6,6 millones de hectáreas sembradas.
La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca sostuvo que el repunte "marca una renovada confianza de los productores a la hora de reponer nutrientes en los suelos", lo que impacta directamente en la productividad del cereal.
Importaciones en alza: más fertilizantes para el campo
El dato se explica también por el fuerte ingreso de insumos al país. Hasta junio se importaron 770.000 toneladas de fertilizantes nitrogenados, fosfatados y mezclas, lo que representa un aumento del 17,5% respecto al año pasado.
Este movimiento da cuenta de que el productor no solo sembró más, sino que está dispuesto a invertir en tecnologías que sostengan la competitividad del trigo argentino frente a competidores regionales como Brasil y Uruguay.
El rol de las lluvias y la fertilización en lotes trigueros
La Dirección Nacional de Agricultura (DNA) informó que en las últimas semanas se intensificaron las fertilizaciones en distintas zonas productivas, aprovechando las lluvias que favorecieron la incorporación de nutrientes en el suelo.
El Gobierno espera que esta tendencia continúe hacia la cosecha gruesa, con un incremento proyectado en la demanda de fertilizantes de hasta el 8% hacia finales de 2025.
Un dato positivo, pero con desafíos
Si bien el aumento en la demanda de fertilizantes se traduce en una señal de confianza y un paso hacia mayores rindes, el contexto de costos altos, la dependencia de las importaciones y la volatilidad cambiaria siguen siendo factores de presión para el productor argentino.
El desafío, de aquí en adelante, será consolidar este repunte con políticas que acompañen la inversión y la competitividad del agro argentino en el mercado global.