Fin del peso mínimo de faena: el Gobierno libera la decisión al productor
Desde enero de 2026, ya no será obligatorio cumplir con un peso mínimo para enviar animales a faena. La medida busca "restablecer el marco de libertad económica" en la ganadería.
La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca oficializó la derogación del peso mínimo obligatorio para la faena de ganado bovino, una medida que estuvo vigente durante más de 15 años y que será eliminada a partir del 1° de enero de 2026.
La Resolución 98/2025, firmada por el secretario Sergio Iraeta y publicada en el Boletín Oficial, deja sin efecto las normativas históricas que exigían un peso mínimo en res con hueso para las categorías de novillitos, vaquillonas, terneros y mamones, establecidas por las resoluciones 68/2007 y 547/2008 y sus modificatorias posteriores.
Con este cambio, el Gobierno busca avanzar en el proceso de desregulación económica impulsado por el Decreto 70/2023 del presidente Javier Milei, y apunta a devolver a los productores la plena autonomía para decidir el momento más conveniente para la faena, en función de criterios propios, técnicos, comerciales o sanitarios.
Las exigencias establecidas en su momento apuntaban a desalentar la faena precoz de animales de bajo peso, con la intención de fomentar un mayor rendimiento cárnico. Sin embargo, para el actual Gobierno, esas regulaciones representan una interferencia innecesaria que distorsiona el mercado y resta competitividad.
La resolución aclara que la derogación no afectará los procedimientos administrativos ya iniciados ni las infracciones constatadas antes del 1° de enero de 2026, los cuales seguirán su curso legal según la normativa vigente al momento de los hechos.
La eliminación del peso mínimo fue celebrada en diversos sectores de la producción ganadera, que históricamente cuestionaron la medida por considerarla rígida y descontextualizada frente a la diversidad productiva del país. Además, valoran que esta flexibilización podría abrir nuevas oportunidades comerciales y productivas, especialmente en regiones con condiciones específicas o planteos pastoriles más dinámicos.
El Gobierno justificó la decisión señalando que los productores disponen hoy de conocimientos técnicos y herramientas de gestión suficientes para tomar decisiones sin necesidad de imposiciones estatales. En ese sentido, remarcaron que se abre una etapa donde "la libre determinación del momento óptimo de faena" será potestad del productor, sin intervención normativa.