Agricultura

Fin de las retenciones: junio rompe récords pero despierta incertidumbre

El abrupto cierre de las retenciones reducidas para soja y maíz avivó un aluvión histórico de exportaciones en junio, con ingresos que podrían rondar entre US$6.000 y US$7.400 millones. Sin embargo, el abrupto cambio de reglas podría frenar las ventas y profundizar la volatilidad en julio, dejando al campo ante un dilema entre urgencia y planificación.

Durante casi cinco meses, el campo argentino operó bajo un régimen transitorio de retenciones reducidas, que finaliza mañana para los complejos de soja y maíz, aunque seguirá vigente hasta marzo de 2026 para trigo y cebada. Este esquema fue clave para impulsar la comercialización de granos, con un salto significativo en las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE): en junio se registraron 21,3 millones de toneladas, duplicando los volúmenes de abril (9,2 Mt) y mayo (9,7 Mt).

Según estimaciones privadas, este movimiento comercial podría traducirse en un ingreso récord de divisas por entre US$6.000 y US$7.400 millones, aunque parte de ese flujo se contabilizará recién en julio. En el Gobierno, consideran que la medida cumplió su propósito: dinamizar exportaciones y reforzar la reserva de dólares del país.

Las DJVE alcanzaron 21,3 millones de toneladas en junio, duplicando los registros de meses anteriores

El efecto fiscal fue notorio. Un informe del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA) calculó que el alivio representó una mejora de US$544 millones para los productores: US$441 M de soja, US$67 M de maíz y US$36 M de trigo. En términos acumulados, ya se han vendido 51,6 millones de toneladas de la campaña 2024/25, lo que implica un 22% más que a igual fecha de 2024.

Sin embargo, el final de este estímulo reavivó el malestar entre referentes del agro. La Mesa de Enlace advirtió que "la suba de retenciones impacta directamente en la rentabilidad del productor", en un contexto de precios internacionales bajos, alta inflación y escasa previsibilidad. Por su parte, Acsoja lamentó que la marcha atrás "nos siga quitando competitividad justo en la etapa de planificación de la siembra".

El impacto inmediato se percibirá en los precios. Según el analistas, el precio de referencia de la soja podría caer de $320.000 a $290.000 por tonelada a partir de julio, tras la suba de siete puntos porcentuales en los derechos de exportación (DEX). Esto incentivó a muchos productores a anticipar ventas con entrega diferida durante junio.

Sin embargo, el cambio de reglas también podría tener un efecto contrario. Se espera una desaceleración drástica de las operaciones en julio, tanto por parte de los productores -que decidirían retener stock esperando un mejor escenario- como de la industria y la exportación, que ya aseguraron su programa de embarques.

El alza en retenciones desde julio podría desplomar el precio de la soja de $320.000 a $290.000 por tonelada.

La posibilidad de que el productor "saque el pie del acelerador" hasta las elecciones legislativas de octubre gana fuerza. Muchos esperan que el Gobierno revea el esquema de tipo de cambio o reconsidere el sistema de retenciones. Para evitar un freno total, algunos analistas barajan que la industria absorba parte del incremento fiscal, aunque no se vislumbra como una opción sustentable. En paralelo, se abre la puerta a una mayor importación de soja desde Paraguay o Uruguay.

Según la consultoras, la vuelta a las alícuotas originales implicará para el fisco ingresos estimados por apenas US$605 millones. Esto deja en evidencia que el saldo positivo de junio no garantiza una continuidad en el ingreso de divisas si se enfría el mercado.

Agrolatam.com
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