Agricultura

Girasol Argentino: Crece la siembra y despierta expectativas en la 2025/26

La campaña de girasol 2025/26 asoma prometedora: la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta una superficie de siembra récord de 2,6 millones de hectáreas, impulsada por condiciones climáticas favorables y mercados internacionales en alza.

La próxima campaña de girasol despierta expectativas firmes: la Bolsa de Cereales de Buenos Aires anticipa una siembra de 2,6 millones de hectáreas, con buenos pronósticos climáticos y precios internacionales en alza. Pero no todo está asegurado: la variabilidad estacional, el comportamiento de los insumos y la competencia con otros cultivos aún generan cautela.

La campaña de girasol 2025/26 se perfila como una de las más relevantes de los últimos años. De acuerdo con el informe de precampaña publicado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la superficie proyectada para el cultivo alcanza los 2,6 millones de hectáreas, lo que representa un incremento del 18,2% respecto al ciclo previo y un 30% por encima del promedio de las últimas cinco campañas

De concretarse, se trataría de la segunda mayor superficie sembrada desde que se inició el seguimiento del Panorama Agrícola Semanal (PAS).

Este crecimiento encuentra su sustento en una conjunción de factores. Por un lado, el escenario climático de inicios de campaña es alentador. Las lluvias otoñales mejoraron significativamente las reservas hídricas en muchas regiones clave para el cultivo, especialmente en el NEA y el centro-norte de Santa Fe, zonas que en los últimos años venían experimentando una sostenida pérdida de superficie por la falta de humedad en el perfil.

 El pronóstico de un fenómeno "Niño Aumenta la probabilidad del fenómeno "Niño" entre agosto y octubreDébil" o "Neutral Cálido" para el verano contribuye a proyectar un escenario propicio, aunque con alta variabilidad durante el invierno y primavera, y posibles lapsos secos hacia fin de año.

En paralelo, el mercado internacional de aceites vegetales también aporta viento a favor. El precio promedio FOB del aceite de girasol en época de cosecha ronda los U$S 1.042 por tonelada, lo que implica una mejora del 12% respecto de la campaña pasada y mantiene valores por encima del promedio de las últimas campañas.

 Detrás de esta suba están las condiciones climáticas adversas que redujeron los rindes en zonas clave como Canadá, Europa del Este y el Sudeste Asiático, sumado a la continuidad del conflicto en Ucrania que restringe la oferta global. Además, la creciente demanda para biocombustibles en países como Brasil, Estados Unidos e Indonesia ha intensificado la presión sobre los precios.

No obstante, el contexto no está exento de señales de alerta. La recuperación paulatina de las condiciones productivas en otros países podría conducir a un aumento de la oferta global, lo que ya comenzó a reflejarse en una leve tendencia bajista de precios en los últimos tres meses. Aun así, el balance entre oferta y demanda se mantiene ajustado: la relación stock-consumo mundial de los principales aceites vegetales cayó del 14% al 13%, el nivel más bajo de las últimas nueve campañas.

En el plano doméstico, la relación insumo-producto mejora respecto del ciclo previo, especialmente en combustibles y fertilizantes, que registran descensos del 12,3% y 10,3% respectivamente. La excepción son las semillas, cuyo costo subió 24,4%, aunque en el balance general el girasol mantiene una ventaja comparativa frente a otros cultivos como soja y maíz, tanto por su menor requerimiento de insumos como por su mayor estabilidad relativa en el mercado internacional.

El dinamismo regional también juega un papel relevante en esta campaña. En el NEA y centro-norte de Santa Fe se percibe un renovado interés por parte de los productores, alentados por los buenos resultados del ciclo anterior y la posibilidad de recuperar superficie perdida. En Córdoba y San Luis, si bien el aporte al total nacional es menor, la oleaginosa demostró una buena adaptabilidad a condiciones de baja humedad, superando en muchos casos a cultivos alternativos. En el sur, particularmente en Buenos Aires y La Pampa, la situación es más incierta: la imposibilidad de sembrar trigo en algunas zonas por excesos hídricos podría volcar hectáreas al girasol, pero la decisión final se definirá con la apertura de la ventana de siembra en octubre.

El girasol, uno de los cultivos que en su momento fue foco de debate por el fideicomiso aceitero, recupera protagonismo en un contexto competitivo. Las condiciones están dadas para una campaña que podría marcar un punto de inflexión, aunque el desenlace dependerá de variables climáticas y comerciales que aún deben estabilizarse. Para el productor argentino, atento a la rentabilidad y al comportamiento de los insumos, el girasol se presenta nuevamente como una opción estratégica en la diversificación del portafolio productivo.

Agrolatam.com
Esta nota habla de: